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Acervo fotográfico de Irmgard Weitlaner en el Repositorio Digital FAHHO
Acervo fotográfico de Irmgard Weitlaner en el Repositorio Digital FAHHO
Autor: Roxana García (BIJC).
Ha sido todo un viaje y un placer el conocer cada una de las fotografías que la maestra Irmgard Weitlaner Johnson tomó durante sus viajes a diferentes pueblos originarios de México y de los países colindantes del Sur. En ellas no solo he visto textiles y sus diversas formas de elaboración, también he conocido paisajes, montañas, ríos, formas de organización social y personas que habitan esos lugares. Dada esta coincidencia, a continuación hablaré de la colección fotográfica de la maestra Irmgard Weitlaner, acervo que catalogué en tiempo pandémico, desde noviembre de 2020 hasta principios de este año. Para mostrar un poco sobre su vida debo decir que la maestra Irmgard (1914-2011) fue hija del antropólogo y lingüista austriaco Roberto Weitlaner, de quien heredó el gusto por conocer pueblos originarios de América. Sus primeras expediciones fueron en la zona chinanteca y mazateca de Oaxaca. En sus fotografías se puede observar que el trayecto lo realizó en su mayoría en animales de carga, atravesando ríos o puentes colgantes, y solo alguna vez en tren o avioneta. Dedicó su vida al estudio de las tradiciones textiles de México y Mesoamérica y en años posteriores tuvo una escuela de jóvenes aprendices de esta tradición. En varias de las fotografías aparecen quienes fueron sus compañeros de viaje: Jean Bassett Johnson, Bernard Bevan, Guy Stresser-Péan, Bodil Christensen, entre otros.
Estos investigadores publicaron diversas obras con temas antropológicos, etnográficos y de textiles que surgieron de su atenta observación en estos recorridos, tales como The Mazatec Calendar (1946) de Robert e Irmgard Weitlaner, Brujerías y Papel Precolombino (1971) de Bodil Christensen, y Los chinantecos y su hábitat (1987) de Bernard Bevan.
Algunas de las escenas e imágenes que han llamado mi atención muestran la pulcra vestimenta de las mujeres en una procesión religiosa de Puebla, adornadas con abundantes tlacoyales que forman un rodete en la cabeza y rematado con un paño de gasa; los coloridos y floreados huipiles mazatecos acompañados de un enredo blancoazul de telar; los geométricos y brocados huipiles chinantecos que abundan en rojo; los elegantes posahuancos mixtecos teñidos con caracol o añil; la gran variedad de fajas labradas en diferentes estilos y figuras; los quechquemitl de tan geométrica y complicada elaboración, así como la singularidad y arte de cada malacate o aguja para la creación de innumerables textiles. El acervo fotográfico Irmgard Weitlaner contiene alrededor de 22000 imágenes en diferentes formatos (positivos, negativos, gran formato, diapositivas, fotopostales) que se resguardan en la bóveda fría de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Actualmente se ha catalogado una parte de las de “formato positivo”.
En los años venideros, la catalogación de este acervo continuará con el fin de que más personas puedan conocer las tradiciones textiles y el recorrido de Irmgard entre los años 1935-1975.
La tarea de catalogar a veces puede resultar tediosa porque implica revisar detenidamente cada fotografía y hacer una descripción objetiva de la que no escape, ni sobre nada; pero también implica documentarse, comparar y revisar bibliografía. En este caso, la información que contiene cada imagen se complementa con los diarios de campo y las notas que la maestra Irmgard tomó en cada recorrido. Aunado a ello, las fotografías están relacionadas con otras que pueden haber sido tomadas desde otro ángulo, desde otro formato o desde la cámara de alguno de los viajeros que la acompañaron. En el Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, un portal para acceder a bibliotecas y a otros acervos culturales que promueve esta institución, encontraremos un repositorio digital en el que participan la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Archivo Libanés de México, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, entre muchas otras. En esta última se encuentran fotografías ya digitalizadas y catalogadas de la colección Irmgard Weitlaner, misma que se irá actualizando. Para la catalogación hemos empleado la plantilla Qualified Dublin Core a través de DSpace 6.3.
Todas las fotografías tienen una calidad media o estándar para facilitar su descarga en línea, y por supuesto, se pueden solicitar digitalizaciones de mayor resolución para fines académicos. Esperamos que este repositorio sea una herramienta para investigadores y curiosos que deseen conocer los textiles mexicanos, los lugares que Irmgard visitó, así como las costumbres de estos pueblos. Te invitamos a visitar este acervo que la BIJC y la FAHHO ponen a tu disposición.
Catalogación de la Colección fotográfica Irmgard Weitlaner Johnson Un huipil chinanteco y un huipil mazateco
Catalogación de la Colección fotográfica Irmgard Weitlaner Johnson.
Dos relatos: Un huipil chinanteco y un huipil mazateco.
Autora: Roxana García (BIJC)
Un huipil chinanteco
La niña miraba inquisitiva la lente que la retrataba. En su pecho estaba el centro del mundo representado en triángulos y grecas.
Era una mujer firme porque en las alturas la sobrevolaban aves de dos cabezas, que eran su protección y su castigo.
Caminaba sin temor porque serpientes y coralillos la guiaban y la acompañaban.
Se comunicaba con las aves y las flores en su lengua chinanteca, ellas le hablaban de los nombres de las cosas y de los secretos de la selva.
La niña conocía secretos que sus abuelas y las abuelas de estas sabían y escondían en las manos habilidosas que tejían huipiles.
Los seres que habitaban Quetzalapa quedaban para la posteridad en la memoria de las manos tejedoras, en un huipil, en una fotografía…
Un huipil mazateco
Una mujer se para frente a un grupo de ollas que pronto irán a servir en el fogón. Intercambia palabras en mazateco con otra mujer, decide llevarse a uno de los gallos. Hace las compras y regresa a su casa por un camino largo en el bosque, cargada de cosas. Mientras avanza, de a poco, las aves que adornan su huipil empiezan a desprenderse y a abrir las alas. Las enredaderas también se van liberando y se trepan a los árboles. Las flores van cayendo en el sendero que recorre. Finalmente, sus largas trenzas empiezan a enraizar y se vuelve una con el bosque, en el suelo solo ha quedado una enagua descolorida y un huipil en blanco.
A un año de que la Biblioteca Juan de Córdova dejara de brindar servicio al público, buscó la manera de seguir compartiendo información con sus usuarios. A raíz de esto, las actividades se diversificaron, se retomaron algunas que anteriormente habían quedado pausadas y también surgieron nuevas propuestas. Tal es el caso de la creación de un inventario de materiales en lengua ayuujk (mixe) que permitirá hacer búsquedas específicas para quien se interesa en dicho idioma; próximamente también habrá uno para la lengua mixteca. Aunado a esto, también se tradujo el reglamento general de la BIJC a la lengua ayuujk, disponible en la página oficial, útil para el público que desea conocer mejor el funcionamiento de este espacio.
Continuamos con la catalogación de la Colección fotográfica Irmgard Weitlaner Johnson, alojada en el Repositorio Digital de la BIJC. Esta colección, especializada en textiles, alberga más de 26000 fotografías estabilizadas y otras más que esperan este proceso para estar totalmente catalogadas. Es una labor que implica no solo poner la información que está a la vista, sino relacionar las fotografías y hacer un poco de investigación, pues el trabajo de la maestra Irmgard es muy extenso y abarca diferentes años y viajes. Ejemplo de su registro son las fotografías citadas al inicio de este artículo —y que en esta ocasión me inspiraron a una reflexión imaginaria más personal—, pertenecientes a la región Mazateca y de la Chinantla en la década de 1930, que próximamente estarán disponibles en el repositorio con sus fichas informativas. Este proyecto tiene el objetivo de difundir los diferentes textiles existentes, o que existieron, en México y otros lugares, como patrimonio cultural, pero también como una evidencia para los pueblos mismos que buscan conocer su historia y posiblemente recuperar los textiles que han quedado en desuso. Por lo pronto, aunque como hormiguita, el trabajo sigue. Anima saber que en un futuro cercano más personas podrán consultar las fotografías y conocer su contexto. Aquí, a puerta cerrada, se están gestando grandes cosas.
Colección Fotográfica Irmgard Weitlaner: la tradición del tocado en Cuetzalan, Puebla
Colección Fotográfica Irmgard Weitlaner: la tradición del tocado en Cuetzalan, Puebla
Autora: Roxana García (BIJC)
El trabajo realizado en la BIJC durante la pandemia permite apreciar —al margen del trabajo de catalogación—el contenido mismo de las colecciones; por tal motivo es imposible no detenerse en las fotos y documentos que pasan por nuestras manos. En el siguiente escrito daré un ejemplo de lo que llamó mi atención entre las miles de fotografías tomadas por la maestra Irmgard Weitlaner (1914-2011) durante sus diferentes viajes, esperando que también despierte la curiosidad del lector.
Durante 1930 existió una importante prenda femenina de uso cotidiano, conocida como tocado o sinta, en la Sierra Norte de Puebla, particularmente en Cuetzalan, una pequeña comunidad que se oculta entre la neblina, cerca de las tierras bajas veracruzanas. Anteriormente, era común que niñas, mujeres adultas o ancianas salieran a cortar café con la sinta anudada a la cabeza, pero desde 1960 su uso disminuyó y actualmente es empleado solo para eventos festivos o alguna ceremonia.
Dicha prenda ha recibido varios nombres, tales como sinta o masehual sinta (adaptado al español), pero en náhuatl se le conoce como mastauat (maxtahuatl);1 además de otros nombres como tlacoyal, rodete, copete, tocado, turbante o cordones. La sinta, además de adornar a la mujer, también señala su lugar de nacimiento y residencia.
En la actualidad, el maxtahuatl puede medir hasta siete metros de largo —aunque anteriormente era de seis metros— y se emplean de 22 a 25 cintas o cordones de lana de borrego teñida, con un grosor de dos centímetros. En 1939 se usaban cintas de color verde o morado. Un modo sencillo de explicar su colocación es el siguiente: el cabello se divide a la mitad, como si se fueran a hacer dos coletas, una a cada lado de la cabeza, luego se colocan los cordones en la nuca y se empiezan a enrollar con el cabello para ir levantando el rodete. Por su tamaño y peso, este tipo de tocado puede ser un reto para la mujer que lo porta, ya que implica mantener el equilibrio y saber coordinarse al caminar.
Arriba podemos ver a una mujer nahua sentada en el suelo y empleando sus pies para sostener y coordinar las cintas que va a colocar detrás de su nuca, y que empieza a enrollar con su cabello para formar un gran rodete. Finalmente es asistida por una mujer de edad avanzada que da los toques finales. Para rematar, inserta un quechquémitl de gasa encima o dentro del tocado2 que sirve, o servía, para proteger el color de los cordones.
Los múltiples registros históricos que se resguardan en la BIJC son un testimonio de la inagotable creatividad y diversidad de las culturas de México. Desde la biblioteca lo celebramos y deseamos la pronta reapertura de este espacio para compartir con nuestro querido público las diversas colecciones.
Jornada de traducción en StoryWeaver: más de 100 libros ilustrados en lenguas indígenas de México
Jornada de traducción en StoryWeaver: más de 100 libros ilustrados en lenguas indígenas de México
Autora: Tajëëw Díaz Robles (BIJC)
Todas las lenguas indígenas están en riesgo de desaparecer. Para algunas el riesgo es muy alto, mientras que las demás deberán crear estrategias que permitan no solo su documentación sino, sobre todo, su transmisión intergeneracional. Esta realidad debe obligar a todas la instituciones, organizaciones y colectivos a plantear actividades enfocadas en las lenguas indígenas, considerando siempre las necesidades de las personas hablantes de estas y articulando esfuerzos con las comunidades, autoridades, colectivos, promotores, educadores, etc. Es importante sumar el mayor número de ánimos posibles para fortalecer los espacios de uso de las lenguas y para crear materiales que sean accesibles en diversas plataformas, así como atractivos para el público al que van dirigidos.
Desde 2019, el proyecto Endless Oaxaca Multilingüe de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca lleva a cabo actividades para fortalecer el uso de las lenguas indígenas del estado en los contenidos del Sistema Operativo Endless, posibilitando que la niñez de comunidades triquis, zapotecas, mixes, chatinas y mixtecas cuenten con una alternativa más para ver su lengua en un soporte electrónico. Una de las herramientas que utilizamos para este fin es StoryWeaver, una plataforma digital que ofrece la posibilidad de crear libros ilustrados digitales de forma sencilla, permitiendo, además, la traducción de los libros existentes a todas las lenguas posibles. Inicialmente su interfaz se encontraba en inglés, pero hoy en día está parcialmente en español, hecho que facilita su uso.
Una de las características importantes de la plataforma es el uso de licencias Creative Commons que permiten el acceso a los libros, su descarga para usarlos fuera de Internet, e incluso imprimirlos para su distribución en forma física. También es posible usar el banco de ilustraciones para crear historias propias. Es fundamental señalar que esta plataforma se desarrolla y promueve desde la India, un país con una gran diversidad lingüística y cultural, por lo tanto, la mayor parte de las ilustraciones contiene elementos culturales de la región; sin embargo, es posible ver reflejadas algunas realidades de los pueblos indígenas de México en muchos de esos libros. Esto último permite utilizar los libros existentes y traducirlas con la certeza de vernos reflejados en esas historias sobre familias, medio ambiente, animales o sentimientos.
Fue evidente que, para la traducción en lenguas indígenas, es fundamental el trabajo colectivo, pues, a diferencia de lenguas no indígenas, se cuenta con pocos recursos. Algunos integrantes de la comunidad de Ayutla Mixe se unieron a la Jornada de Traducción con una metodología particular que consistió en resaltar la traducción colaborativa intergeneracional, plasmando las traducciones en audios para luego transcribir y corregir colectivamente la ortografía.
A dos años y medio de promover el uso de la plataforma ya se cuenta con más de 400 libros ilustrados en lenguas indígenas de México. Esperamos que más personas puedan conocer y utilizar StoryWeaver para crear libros en sus lenguas y que estos encuentren a sus lectores.
Para conocer esta labor de traducción vista: https://storyweaver.org.in
Fondo Documental “Don Benjamín Ladrón de Guevara”
FONDO DOCUMENTAL “DON BENJAMÍN LADRÓN DE GUEVARA”
Autor: Sebastián van Doesburg (UNAM/BIJC)
UNA COLECCIÓN DE PAPELES HISTÓRICOS DE LA CAÑADA DE CUICATLÁN
El lunes 10 de junio, en el marco del Día Internacional de los Archivos celebrado el día anterior, la BIJC recibió en donación una colección de documentos históricos de la Cañada de Cuicatlán, los cuales, una vez restaurados, estarán abiertos a la consulta pública.
Durante el Porfiriato, estos documentos pertenecieron a don Benjamín Ladrón de Guevara, destacado personaje de la Cañada. Don Benjamín (1849-1936) fue jefe político del distrito de Cuicatlán durante el Porfiriato. Como varios intelectuales rurales de su época, era un liberal radical, metodista y masón. Pero aparte de este perfil político y su importante presencia comercial en la Cañada, era también descendiente de una antigua familia de caciques de Cuicatlán y Quiotepec y, como tal, tenía en sus manos los viejos documentos familiares.
Don Benjamín era nieto de María Martina de los Ángeles y Monjarás (1786-1870), la última cacica de Cuicatlán. Fue en su tiempo que alguien de la familia –consciente del fin de los cacicazgos de origen indígena– elaboró una extensa historia familiar, justificando los antiguos derechos señoriales. Este y otros documentos anteriores nos guían de regreso en el tiempo, llegando a la sorprendente conclusión de que el primer ancestro identificable de la familia no era otro que Coatecuhtli (Nai ye en mazateco; Tico en cuicateco), el último gobernante prehispánico de Santiago Quiotepec, cuyo yerno, don Francisco Cortés Tecuhtochtli, recibió a Hernán Cortés a su paso por Quiotepec en los primeros años de la década de 1520.
Estos documentos fueron vistos por primera vez en 1957 por los antropólogos Roberto Weitlaner (1883-1968) y Eva Hunt (1934-1980), cuando la última hija de don Benjamín, llamada Guadalupe, aún vivía en Cuicatlán. Pero después de que doña Guadalupe se mudó a Mexicali junto con su hija, la maestra Celia Hernández Ladrón de Guevara, perdió la pista de los documentos. En 1990, una estudiante holandesa llamada Ilke Schouten logró ubicar a los familiares en Mexicali, quienes permitieron a ella y Sebastián van Doesburg estudiar los documentos. Más de dos décadas después, cuando la maestra Celia había regresado a su natal Cuicatlán, el futuro de la colección comenzó a ser un tema de preocupación, también porque la maestra había decidido quedarse sin hijos.
Finalmente, en coordinación con la señora Judith Camacho Hernández, sobrina de la maestra, se tomó la decisión de dejar los documentos en la Biblioteca Juan de Córdova, para así mantenerlos en Oaxaca y –después de la restauración de las piezas más delicadas– ponerlos a disposición de los investigadores.
Este conjunto documental en algún momento estuvo ligado a dos importantes documentos pictográficos de la Cañada de Cuicatlán: el Mapa de Quiotepec y el Códice Fernández Leal. Sin embargo, en la década de 1890, don Benjamín donó estos documentos a su amigo, el historiador oaxaqueño Manuel Martínez Gracida. El primer documento –ahora resguardado en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia– muestra el momento en que la hija de Coatecuhtli, llamada 2 Muerte, y su esposo, recibieron a Hernán Cortés en su paso por Quiotepec en algún momento de la década de 1520. Al parecer, este documento fue elaborado por el hijo de la pareja, llamado Francisco de Monjarás, para ilustrar su reclamo por unas tierras de riego en el río Cacahuatal. El segundo documento –guardado en la Biblioteca Bancroft en California– trata de una importante epopeya prehispánica sobre la fundación del señorío de Papaloticpac-Tepeucila, y constituye una extraordinaria pieza literaria cuicateca.
En el evento estuvieron presentes la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, los directivos de la BIJC y representantes de la familia Ladrón de Guevara, generosos donantes de este conjunto de documentos. La BIJC agradece especialmente a la familia de la Sra. Judith Camacho Hernández por tomar la iniciativa para esta donación. Mariano Velasco, de la Dirección de Turismo y Cultura de Cuicatlán, invitó a los concurrentes y visitantes de San Pablo a disfrutar de unos deliciosos mangos manila de la tierra de don Benjamín. Durante el evento se presentó la exposición Fondo Don Benjamín Ladrón de Guevara, una colección de papeles históricos de la Cañada de Cuicatlán, que muestra una selección de los documentos junto con reproducciones del Códice Fernández Leal y el Mapa de Quiotepec.
Esta muestra estará en exhibición en el pasillo de la BIJC, hasta el 11 de septiembre de 2019.
Registro de Piedras Labradas en San Pedro Nexicho
REGISTRO DE PIEDRAS LABRADAS EN SAN PEDRO NEXICHO
Autor: Demián Ortíz (BIJC)
En el territorio de San Pedro Nexicho existen vestigios de uno de los más grandes e importantes asentamientos del periodo prehispánico en la Sierra Juárez. Una de las expresiones más evidentes de la relevancia del antiguo señorío zapoteco son las inscripciones y los monumentos en piedra que perduran al paso de los siglos, algunos en su emplazamiento original en cerros o en tumbas, otros reutilizados para decorar el templo católico, y la mayoría exhibidos en el museo comunitario local.
En 2001, el arqueólogo Javier Urcid, experto en iconografía prehispánica oaxaqueña, elaboró un catálogo con dibujos, descripciones e interpretaciones de aproximadamente veinte piedras hasta entonces conocidas. Pero hallazgos posteriores, algunos resultantes de proyectos apoyados por la FAHHO, volvían necesaria una actualización.
En semanas recientes, con apoyo de estudiantes de la licenciatura en gestión cultural de la UABJO, hicimos tomas fotográficas de las piedras con luz artificial rasante (colocada de costado, para resaltar sus grabados) y registramos sus medidas y ubicación, entre otros datos. Enviamos la información al Dr. Urcid, quien elaboró una nueva versión del catálogo en la que ya se integran las más de ochenta piezas hasta ahora conocidas.
El catálogo servirá a los encargados del museo a modo de inventario, pero más importante aún, para comprender mejor las representaciones plasmadas en piedra y sus significados, y compartir esa información con los visitantes. En las piedras y monumentos de Nexicho están representados gobernantes y fechas, animales reales y mitológicos, símbolos y elementos decorativos.
Como parte del proyecto, los estudiantes de la UABJO conocieron y analizaron el sitio arqueológico, el museo y otros lugares del pueblo y sus cercanías. A partir de ello desarrollaron un sitio de Facebook y un tríptico, que servirán al comité de ecoturismo de Nexicho para difundir sus actividades y fomentar la visita.
Aún es mucho lo que falta por conocer, proteger y disfrutar en Nexicho y en la Sierra Juárez, y a esa tarea hemos buscado contribuir con estas actividades.
Convenio de donación con el municipio de Santa María Peñoles en lengua mixteca
Convenio de donación con el municipio de Santa María Peñoles en lengua mixteca
Autores: Elodia Ramírez Pérez (BIJC) / Michael Swanton (UNAM/BIJC)
El pasado 28 de noviembre de 2019, el municipio de Santa María Peñoles y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca firmaron un convenio de donación en lengua mixteca como parte del desarrollo del proyecto Endless Oaxaca Multilingüe.
Hace 17 años, el 13 de marzo de 2003, se publicó la “Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas” (LGDLPI) en el Diario Oficial de la Federación, la cual reconoce en su Artículo 4.° a las lenguas indígenas del país como lenguas nacionales con la misma validez que el español. En la práctica esta meta está lejos de cumplirse, pero la ley es una poderosa herramienta legal que puede apoyar los procesos comunitarios para mantener y cultivar las lenguas de los pueblos indígenas.
Con este objetivo, Endless Oaxaca Multilingüe, un proyecto de la FAHHO para contribuir a la mejora de la conectividad en comunidades rurales del estado de Oaxaca mediante el uso efectivo del sistema operativo Endless, y la autoridad municipal de Santa María Peñoles acordaron comenzar su colaboración con un convenio de donación en Tnu’u Dau (la variante mixteca del pueblo). Se conformó un equipo de traducción encabezado por tres hablantes del Tnu’u Dau: la maestra Elodia Ramírez Pérez, del área de Educación y Vinculación de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova y los profesores Pedro Ramírez Ramírez y Florencio Pérez López, quienes cuentan con experiencia en el servicio público municipal y en la escritura de su lengua materna.
Para elaborar el convenio se requerían neologismos en Tnu’u Dau para los términos jurídicos. En un primer momento, se temía que eso podría ser un obstáculo, pero, al contrario, propició un ejercicio que enriqueció el conocimiento de los participantes y ayudó a socializar el contenido del convenio mismo. Como resultado del ejercicio se creó un glosario de propuestas para traducir términos como “donatario”, “convenio”, “legislación vigente”, etcétera.
Podrán conocer algunas de estas nuevas expresiones en Tnu’u Dau en el apartado de este mismo boletín, como una propuesta que se puede consultar, criticar y mejorar.
Agradecemos a las autoridades de Santa María Peñoles por su apoyo y orientación. Esperamos que las instituciones gubernamentales y otras organizaciones civiles que trabajan con las comunidades originarias de Oaxaca encuentren algún interés en esta experiencia, para que ellas también consideren apoyar el uso de los idiomas oaxaqueños en sus acuerdos, convenios y contratos.
Materiales e iniciativas para el estudio de la Sierra Juárez
Materiales e iniciativas para el estudio de la Sierra Juárez
Autor: Demián Ortíz (BIJC)
La Sierra Juárez se ubica en el centro-norte del estado de Oaxaca, muy próxima a la ciudad capital. Su montañoso territorio, atravesado por el río Grande, se corresponde con los 26 municipios que conforman el distrito de Ixtlán de Juárez. A esta interesante región le dedicamos la más reciente exposición de la BIJC que reúne materiales de nuestro acervo y presenta investigaciones recientes, así como fotografías y documentos históricos.
Se estima que la Sierra Juárez comenzó a poblarse alrededor del año 300 antes de Cristo por zapotecos de los Valles Centrales. La exposición presenta información y publicaciones de uno de los asentamientos prehispánicos más grandes e importantes, ubicado en las actuales poblaciones de Ixtepeji y Nexicho. La muestra exhibe también fotografías y estudios acerca del Lienzo de San Miguel Tiltepec, un ejemplo de los documentos elaborados por las comunidades durante el periodo Virreinal.
Las comunidades y habitantes de la Sierra tuvieron una participación muy importante en las transformaciones políticas y sociales del estado durante el siglo XIX y principios del XX. El ejemplo más claro, pero no el único, es Benito Juárez. Batallones y líderes serranos participaron en las grandes luchas y procesos de la época, acerca de ello también presentamos documentos y publicaciones.
El paisaje de altas montañas y profundas cañadas de la Sierra Juárez aloja diversos ecosistemas y le convierten en una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta, con abundantes recursos naturales. Presentamos un libro sobre plantas medicinales y alimenticias en la Chinantla Alta, un estudio sobre los hongos comestibles de Ixtepeji y una investigación sobre la minería en Natividad.
El distrito de Ixtlán se caracteriza por una importante diversidad lingüística. En tres municipios de su zona norte se habla chinanteco de la zona alta; en su zona oriental se habla el zapoteco variante xidza o del rincón, en Santiago Laxopa se habla zapoteco xhon y en el resto del territorio se habla o se habló el zapoteco lhej o serrano. La BIJC aloja diccionarios, cartillas, materiales educativos y obras traducidas o escritas en estas lenguas y variantes, de las que también presentamos una selección. Las características e historia de la región en su conjunto, o de alguna de las comunidades y municipios que la conforman, son tema de varias monografías que también hemos incluido.
La “cereza del pastel” es un mapa del territorio de Ixtlán de reciente adquisición, elaborado por el ingeniero alemán Enrique Schleyer en 1870. Este enorme documento (mide más de tres metros y medio de largo) consigna, entre otros aspectos interesantes, los nombres en zapoteco de las mojoneras que marcaban en ese entonces los límites del territorio ixtlense. Un recuadro indica que Schleyer fue comisionado por Fidencio Hernández, general serrano que años después apoyaría el ascenso al poder de Porfirio Díaz, levantándose en armas con el Plan de Tuxtepec.
Los materiales reunidos en esta exposición muestran una visión de conjunto de la Sierra Juárez que presentaremos en cuanto pase la contingencia. Posteriormente, regresarán a su lugar en los estantes de la biblioteca y podrán ser consultados por cualquier persona interesada en esta apasionante región.
Aves de dos mundos: vuelos a través de años y océanos
Aves de dos mundos: vuelos a través de años y océanos
Sebastián van Doesburg (UNAM/BIJC)
Hace 500 años –lo que dura la vida del ave Fénix–, una vez recibidos en el palacio de Moctezuma y hospedados en las casas de Axayácatl, los españoles quedaron maravillados, entre muchas otras cosas, con el vivario-aviario que estaba a un lado de su posada. Tanto Cortés mismo como Bernal Díaz del Castillo describen la visita que hicieron, notando los estanques de agua dulce y los de agua salada para las aves acuáticas, su sistema de tuberías para mantener el agua limpia, los aviarios sofisticados para las aves rapaces y las grandes jaulas para encerrar jaguares, pumas y otras “fieras”, pero también los cuartos para albinos, enanos y corcovados humanos, parte del “espectáculo”, y el personal numeroso que estaba a cargo de todo esto.
Díaz del Castillo señala que estas casas no servían solo para la recreación de Moctezuma, sino también para fines más prácticos: “de todas estas aves pelábanles las plumas en tiempos que para ello era convenible, y tornaban a pelechar”. Los hallazgos de distintos animales en las ofrendas del Templo Mayor indican que también servían para el culto. Quizás un tercer fin del zoológico era simbolizar el dominio geográfico de la ciudad de Tenochtitlán. La colección de animales, plantas, pero también de dioses concentrada en la ciudad representaba los elementos y fuerzas de las regiones sujetas a su dominio tributario, y su encierro y cuidado los sometía simbólicamente al control de la casa real tenochca, no tan diferente a la manera en que los Wunderkammer (‘gabinetes de curiosidades’) de la Europa colonial –aquellos antecedentes de los museos actuales– representaban el dominio de este continente sobre el mundo.
La casa de aves y fieras de Moctezuma está representada en el enigmático mapa de Tenochtitlán –de autoría desconocida– que acompaña la edición nurembergense de 1524 de la segunda Carta de Cortés, acompañada por una leyenda en latín, Dom[us] a[n]i[m]aliu[m], ‘casa de los animales’.
[Fig. 1] El dibujo representa, de manera esquemática, un complejo con ocho secciones, cada una destinada a ciertos animales, la mayoría aves. El mapa ubica esta casa entre la calzada que salió del Templo Mayor al embarcadero Tetamazolco (hoy República de Guatemala, que termina en las ruinas de la iglesia del Antiguo Hospital de San Lázaro, construido encima del embarcadero) y los palacios de Moctezuma (hoy Palacio Nacional), con la leyenda dom[us] D[omini] Mutetzuma, ‘casa del señor Moctezuma’. El complejo pereció en la destrucción de la ciudad en agosto de 1521. Cortés mismo anota sobre las casas de Moctezuma y Axayácatl y su zoológico: “y aunque a mí me pesó mucho de ello, porque a ellos les pesaba mucho más, determiné de las quemar”.
Décadas después, cuando las primeras dos epidemias, de las muchas que acompañaron a los españoles, ya habían hecho destrozos entre la población de Mesoamérica, los nobles nahuas que trabajaron en una suerte de enciclopedia de la vida nahua, bajo la dirección del fraile franciscano Bernardino de Sahagún, recordaban las casas de las aves y fieras, y las pintaron en el manuscrito conocido como el Códice Florentino [Fig. 2].
Ahora bien, este zoológico no era un invento de Moctezuma, sino probablemente parte de la larga tradición mesoamericana. En los documentos de los gobernantes hereditarios mixtecos también encontramos escenas en que se presentan jaulas con aves y fieras vivas ante los gobernantes, como en esta imagen del Códice Selden, en que el fundador del linaje de Añute (hoy Santa Magdalena Jaltepec) conviene la entrega de estos animales, junto con piezas de arte plumario, con los gobernantes de asentamientos aliados [Fig. 3].
La importancia del aviario como fuente de plumas finas es obvia. Los artesanos del arte plumario, a quienes los colaboradores nahuas de Sahagún dedican varias páginas y múltiples dibujos, crearon obras singulares aprovechándose del colorido y brillo de las plumas [Fig. 4]. Muchísimas piezas de los atuendos ceremoniales, militares y religiosos de toda Mesoamérica estaban decorados con, o consistían en, obras de plumas. Aparte de pocos ejemplos de tipos prehispánicos, como los escudos que sobreviven (uno de los cuales se expuso recientemente en el Museo de Historia de Chapultepec), este arte tuvo un nuevo auge en la época colonial en la elaboración de cuadros de temática cristiana y hasta en la decoración de mitras, sobre todo en el área de Pátzcuaro, Michoacán [Fig. 5]. Estas piezas, apreciadas por su hermosura, dieron la vuelta por el mundo y los que sobreviven se encuentran en museos muy dispersos.
El encuentro con un mundo natural desconocido impulsó entre los eruditos y naturalistas europeos varios proyectos de descripción e inventario de la flora, fauna y geología en obras de “Historia Natural”. Así está lo que queda de la extraordinaria obra del protomédico Francisco Hernández, producida durante su viaje por la Nueva España de 1571 a 1577, en la que describió casi 3 000 plantas y árboles y más de 400 animales. Por desgracia, los 19 libros manuscritos originales, 15 de los cuales llevaban las pinturas, se quemaron en el horrible incendio del Escorial de junio de 1671, aunque versiones resumidas lograron llegar a la prensa. Tenemos además la obra del jesuita Joseph de Acosta, impresa en 1592. Pero, por su originalidad y la participación tan importante de los nobles nahuas, la obra coetánea de Bernardino de Sahagún destaca entre todas. Todo el libro 11, de los doce que conforman su obra, está dedicado a la flora, fauna y geología del centro de México. Las ilustraciones hechas por manos nahuas son maravillosas en sus detalles y realismo [Fig. 6]. Notorias obras todas por su relativa “objetividad”: por lo inaudito se quedaron sin modelos, distanciándose de las tradiciones anteriores de la “Historia Natural” a servicio de Dios y su glorificación. Solo después, en la segunda mitad del siglo XVIII, con las obras del francés Georges Louis Leclerc, mejor conocido como el Conde de Bufón, y del holandés Cornelius de Pauw, inicia la funesta idea –que hasta ahora influye la percepción popular europea, sobre todo a través de la influencia de ambos sobre los directores de la Encyclopédie– de que la naturaleza de América representaba un estado degenerado o atrasado. Juicios basados en un anticuado eurocentrismo y una ignorancia espeluznante de quienes nunca habían pisado estas tierras.
Más allá de su valor alimenticio, de su utilidad para plumas o pieles, de su rol en el entretenimiento palaciego y en su simbolismo imperial, los animales se desempeñaron como mensajeros. Las aves y fieras aparecen con frecuencia en la vetusta tradición mántica mesoamericana, ese arte de la interpretación de los signos que permean desde la metarrealidad. Conocido ejemplo es aquella ocasión en que Moctezuma, poco antes de la llegada de Cortés, recibió un presagio que lo inquietó mucho: “[…] los pescadores mientras cazaban con sus redes, atraparon a un ave color gris, como una grulla. Fueron […] a mostrárselo a Motecuhzoma; el sol estaba inclinándose, pasaba a penas el mediodía. En la cabeza [del ave] había algo que parecía un espejo, redondo, circular, se mostraba perforado por el medio, ahí se veían las estrellas, [la constelación] Mamalhuaztli [o sea Orión]. Y Motecuhzoma tomó esto como un mal presagio […]. La segunda vez que vio en el espejo sobre la cabeza del ave miró a una multitud de personas que venían hacia donde él estaba, venían en masa, vestidos para la guerra, montados sobre ciervos” [Fig. 7]. Los libros mánticos del centro de México y de la Mixteca están llenos de aves en su papel de signos mánticos, desde águilas y tecolotes (quién no conoce el dicho) hasta guajolotes y colibríes [Fig. 8].
En ese mismo momento, los europeos estaban saliendo de la edad medieval, dominada por el pensamiento escolástico. En ello, los animales igual eran mensajeros, pero de otra naturaleza. Desde el Physiologus, cuyo original perdido en griego data entre el siglo II y IV, pasando por los simpáticos Bestiaria de la Plena Edad Media, los inventarios de animales, reales o fantásticos, sirvieron como un espejo de la creación divina, en que cada elemento simbolizaba algún valor o enseñanza moral para el ser humano. De esta manera se justificaba su estudio, que de otra forma hubiera sido tildado de vano. De allí el simbolismo de animales como el unicornio y el pelícano. De allí también la muy comentada y escandalosa decisión de Hernán Cortés de enviarle a Carlos V –una vez consumada la destrucción de Tenochtitlán– una culebrina (un tipo de cañón) llamado “El Fénix”, hecho de plata michoacana con la inscripción “Aquesta nació sin par; yo, en serviros, sin segundo; vos, sin igual en el mundo”, haciendo alusión vanidosa a la semejanza entre él, el rey y el carácter único y extraordinario del ave Fénix.
Con el tiempo, a veces estas dos lecturas distintas de la naturaleza se fundían. Mientras el águila bicéfala, símbolo del poder de la casa de Austria (pero también de Rusia, Albania y otras unidades políticas), ingresó al imaginario colectivo de muchos pueblos indígenas de Oaxaca como un símbolo de la persecución que alguna vez sufrieron, el águila sobre el nopal, representación del anuncio mántico de la fundación de Tenochtitlán (y también de otros pueblos), ingresó al pensamiento alegórico y heráldico criollo para convertirse en el símbolo del Estado-nación de México.
Pasó la edad del Fénix. A través de las ventanas abiertas escucho el canto de los pájaros como nunca antes. Temporalmente, el tráfico motorizado les ha cedido la palabra. Ellos, que dominan el aire, parecen recordarnos nuestro actual estado de cautiverio. Los papeles se han invertido. Que cada quien interprete el canto de los pájaros como quiera y busque el mensaje escondido.