La FAHHO y su trabajo con las lenguas indígenas en el #IYIL2019

La FAHHO y su trabajo con las lenguas indígenas en el #IYIL2019

Autor: Rasheny Lazcano (BIJC)

Boletín FAHHO No. 34 (Ene-Feb 2020)



En el año 2016, y por sugerencia de Bolivia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución en la que se proclamó el año 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas (IYIL, por sus siglas en inglés). Tal declaratoria era relevante para Oaxaca, el estado con mayor diversidad lingüística de México, en el que conviven quince pueblos o naciones indígenas con sus respectivas lenguas y variantes de ellas. Pero más que celebración, es una llamada de atención, ya que, para todas las lenguas de Oaxaca, el número de hablantes está descendiendo, sobre todo entre la población joven. 

Por su frecuente interacción –a través de sus proyectos culturales– con comunidades donde se habla alguna lengua indígena, varias instituciones de la FAHHO tratan de incorporar la presencia de hablantes de estas lenguas en los proyectos, no sólo durante 2019, sino como una política permanente. Esto no es sólo un reconocimiento de esta diversidad “hacia afuera”: como todas las instituciones de Oaxaca, la FAHHO tiene entre su equipo un buen número de personas que hablan una lengua indígena al lado del español. 

Sirva este pequeño texto para dejar testimonio de los proyectos que durante 2019 involucraron un acercamiento y apoyo a alguna lengua indígena. 

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Andares del Arte Popular es un proyecto de impulso y fomento artesanal a través de la comercialización. En 2019, se generó un proyecto llamado Diversificación de productos y generación de cuentos a partir de la narración oral, en el cual tuvo presencia la lengua zapoteca de San Lucas Quiaviní. Por otro lado, la Coordinación de Arte Popular y Proyectos Productivos impulsó dos proyectos que involucraron gestiones desde encontrar intérpretes que les permitieran colaborar con artesanos monolingües en mixteco y zapoteco, y que implicaron redactar convenios y documentos administrativos en este par de lenguas de la familia otomangue. El primero fue llamado Apoyo a la creación de textiles artesanales del estado de Oaxaca, distrito de Jamiltepec (en colaboración con el FONCA), e involucró artesanos mixtecos de los municipios de Santiago Ixtayutla, San Juan Colorado, Santa María Huazolotitlán y Pinotepa de Don Luis. El otro fue el proyecto Instalación de hornos de leña libres de humo, en colaboración con la Escuela Nacional de Cerámica, en el cual se incluyó el zapoteco de San Marcos Tlapazola. 

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El año pasado, numerosos incendios arrasaron con los bosques y dañaron ecosistemas del territorio oaxaqueño. Por esto, la Coordinación de Medio Ambiente realizó un proyecto nombrado Campaña de prevención de incendios forestales 2019, que se tradujo a siete lenguas oaxaqueñas: chatino de San Juan Quiahije, mazateco de Zoquiapam, mixe de Ayutla, mixteco de Peñoles, triqui de Chicahuaxtla, zapoteco del Istmo y por último zoque de Chimalapas, lengua prima del mixe. 

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El Museo Textil de Oaxaca se ha dedicado a rescatar los saberes tradicionales de producción textil, así como las herramientas indispensables de este quehacer. Durante 2019, el MTO montó tres exposiciones en las que su museografía incluyó textos en la lengua de los artesanos. Primero, la exposición Dixrikoö ndie ndachoo ndie dsua xäde Ngigua – NgibaRecuerdos del telar de los pueblos chocholtecos. Luego, la exposición Ladx duu Pueblo de hilo, en la cual se llevaron a cabo tres rondas de Lotería en lenguas originarias que estuvieron a cargo de artistas textileros provenientes de las comunidades de El Tapanco, Santa María Zacatepec, Santa María Tlahuitoltepec y San Pedro Cajonos en donde se habla tacuate, ayuujk y zapoteco respectivamente. Y por último, la exposición Tukyo’mët Nëxëy – La Camisa de Ayutla. Apuntes sobre vestimenta, identidad y bordados masculinos, la cual tuvo una rica oferta de textos en ayuujk con su respectiva traducción al español. 

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El Taller de Restauración, mediante el Programa de apoyo a la reconstrucción, ha estado ocupado desde septiembre de 2017 en varias regiones de Oaxaca con proyectos de reconstrucción. En la comunidad de Asunción Ixtaltepec, donde se reconstruyó una casa que conservaba el patrón arquitectónico de la casa zapoteca, es decir la Yoo Bido o cubierta de tejavana y muros de ladrillo de barro rojo, se respetó el deseo de los dueños de comunicarse en zapoteco, por lo que se trabajó con un intérprete. 

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En la BS Casa de la Cacica, de San Pedro y San Pablo Teposcolula, se desarrolló Cartas en mixteco para monstruos, proyecto de varios movimientos con niños adquiriendo el mixteco de Teposcolula, que dio como resultado un libro. ¡Los invitamos a saber más de este proyecto dentro de este boletín! 

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Para la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, el proyecto punta de lanza de 2019 fue Filología de Lenguas Otomangues y Vecinas (FILOV), el cual se dedica a la identificación, digitalización y catalogación de documentos escritos en lenguas mesoamericanas, desde el siglo XVI hasta inicios del XIX. Tres archivos institucionales participan: el Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de Oaxaca (AHPJEO), con documentos en las lenguas chocholteco, mixteco, nahuatl y zapoteco; el Archivo General de la Nación (AGN), el cual conserva documentos en chontal, matlatzinca, mixteco, nahuatl, otomí, purhépecha y zapoteco; el Archivo General de Estado de Oaxaca (AGEO), en donde se han registrado documentos en nahuatl, mixteco y zapoteco. Acompañan a este proyecto dos seminarios de Filología Mesoamericana organizados con el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Uno llamado Cultura y Lengua Mixteca, con trece asistentes, y otro Cultura y Lengua Zapoteca, con diecisiete participantes. En estos seminarios, hablantes de diferentes comunidades analizan textos coloniales escritos en su lengua. En el ramo de las publicaciones se han traducido, editado, impreso y distribuido dos cuentos de terror japonés, Hoichi el desorejado Mujer de nieve en diversas variantes de las lenguas mixe, zapoteco y ombeayuits; y un cuento de tradición oral tacuate: Kuayu Chi´in Tiote´e´. Estos textos están disponibles impresos y en línea. También se publicó una pequeña historieta que atiende el fenómeno de las caravanas migrantes, Tiempo de ayudar, traducido a nueve lenguas del estado. 

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Para finalizar la lista está el proyecto Endless Oaxaca Multilingüe, que lleva computadoras con contenido pertinente y un sistema operativo abierto y no dependiente del internet a las comunidades de San Andrés Chicahuaxtla, Santa María Ixcatlán, San Juan Quiahije, Santa María Tlahuitoltepec, en donde se habla triqui, ixcateco, chatino y ayuujk respectivamente. 

Así terminamos este recuento de la presencia de las lenguas indígenas en la FAHHO durante el #IYIL2019. Desde la BIJC te invitamos a visitar la página oficial del IYIL, en donde encontrarás muchos materiales informativos y pedagógicos, desde manuales para políticas públicas hasta juegos de lotería. Recuerda que donde quiera que estés, si escuchas a alguien hablar algo que no entiendas y no sabes cómo referirte, te recordamos: todas se llaman lenguas. 

El Curso-Taller de Mixteco de la Época Virreinal en la BIJC

EL CURSO-TALLER DE MIXTECO DE LA ÉPOCA VIRREINAL EN LA BIJC

Autor: Sebastián van Doesburg (UNAM/BIJC)

Boletín FAHHO No. 29 (Mar-Abr 2019)



Por primera vez en Oaxaca, un grupo de filólogos y hablantes de la lengua mixteca (tu’un savi o dzaha ñudzavui en mixteco) trabajan juntos en estudiar los cientos de documentos virreinales escritos en mixteco. Las sesiones mensuales cuentan con el reconocimiento curricular de la UNAM.

Durante la época vireinal, muchos pueblos de Oaxaca tenían escribanos de la comunidad que se encargaron deponer por escrito cualquier asunto administrativo de la comunidad. Ellos elaboraron los testamentos, actas de compra-venta, inventarios, testimonios y todo lo demás necesario para una vida ordenada. Ahora bien, lo que pueda ser una sorpresa para muchas personas hoy, estos escribanos no escribían en español, sino en su propia lengua: mixteco, zapoteco, chocho, o, en algunos casos como los mixes, en nahuatl, que era la “lengua general” de Mesoamérica. Escribieron más de diez mil de estos documentos; hoy sobreviven quizás 2000.

Hasta fecha muy reciente, los historiadores y lingüistas no le dieron importancia a los textos elaborados en mixteco, zapoteco, chocho y nahuatl entre 1550 y los años de la independencia mexicana. Pero en los últimos años, esto ha cambiado. Hoy se reconoce que estos documentos no solo nos ofrecen una extraordinaria ventana a la vida, sociedad y cultura de los pueblos indígenas de Oaxaca a través de su propia lengua y en sus propias palabras, sino que conservan fases antiguas de las lenguas con palabras y formas gramaticales hoy perdidas. Este radical cambio paradigmático se ejemplifica con el reconocimiento de la UNESCO de estos documentos (particularmente los conservados en el Archivo Histórico Judicial de Oaxaca) como Memoria del Mundo en 2018.

Dicho todo esto, la lectura de estos documentos no es una tarea fácil. No solo tenemos que acostumbrarnos a las antiguas letras, sino también tenemos que habituarnos al vocabulario y la gramática antigua de la lengua. Como todas las lenguas, las habladas en Oaxaca también están en un constante proceso de cambio. El curso-taller enseña cómo relacionar –de manera científica, por medio de las reglas de cambios regulares– las variantes actuales con las versiones antiguas que aparecen en los documentos.

Trabajar juntos para librar estos obstáculos es el principal objetivo del curso-taller de mixteco de la época virreinal que inició el 10 y 11 de enero con ocho horas de trabajo. Afortunadamente, existen varios materiales que nos pueden ayudar, como la gramática y el diccionario del mixteco de Teposcolula de 1593. Pero el conocimiento de la lengua que tienen los propios hablantes es un recurso igual de importante. Finalmente, como el mixteco demuestra una gran variación al interior de la lengua, la participación de hablantes de distintas variantes es muy productivo para entender las antiguas formas de la lengua. La reflexión sobre la propia lengua desde una perspectiva histórica no sólo es divertido e interesante, sino enriquece a la vez significativamente el conocimiento profundo de las relaciones entre las distintas variantes de una lengua y sus funciones culturales.

A lo largo del primer semestre de 2019, los participantes, hablantes provenientes de Jaltepetongo, Apoala, Peñoles, Atatlahuca, Amoltepec, Jamiltepec, Zacatepec, San Miguel del Progreso, Ayutla y Alcozauca, analizarán la gramática de 1593 desde su propia habla, investigarán las diferencias (no sólo en sonido, sino también en significado) entre las entradas en el diccionario de 1593 y las palabras en su propia variante, y aplicarán este conocimiento a la lectura de textos producidos hace cientos de años. Aunque inicialmente pueda parecer difícil entrar en la lectura de los textos, la práctica con el tiempo permite algo realmente emocionante: leer y comprender la voz mixteca de los lejanos antepasados, de personas que hicieron sus vidas hace siglos en las mismas tierras donde hoy están sus descendientes, constituyéndose esta voz como un eslabón complejo y dinámico entre la cultura mixteca prehispánica y la cultura actual. 

El curso-taller forma parte del proyecto FILOV de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, cuyo objetivo es poner en línea toda la documentación virreinal escrita en alguna de las lenguas indígenas de Oaxaca. Sin embargo, la puesta en línea sin la formación de lectores/especialistas sería una labor estéril, por lo que para este curso-taller en particular se activaron los añejos lazos de amistad y solidaridad que unen a la Biblioteca con la Academia de la Lengua Mixteca (Ve’e Tu’un Savi en mixteco).

Estaremos hablando más de los curso-talleres y de los resultados que arrojen a lo largo de este 2019, pero por lo pronto agradecemos mucho a todos los participantes y colaboradores en este proyecto, señalando que son pocas las oportunidades de armar un grupo de estudio con tantos involucrados de regiones muy diferentes. ¡Qué mejor manera de comenzar el Año Internacional de las Lenguas Indígenas de la UNESCO!

Los seminarios de Filología mesoamericana

Los seminarios de Filología mesoamericana

Autor: Sebastián van Doesburg (UNAM/BIJC)

Boletín FAHHO No. 34 (Ene-Feb 2020)



partir de la segunda mitad del siglo XVI y hasta la Independencia de México, los escribanos de las comunidades de habla zapoteca y mixteca produjeron miles de documentos en su propia lengua, en donde registraron gastos y cuentas, inventarios, testamentos, misivas, averiguaciones, compraventas, elecciones y otros asuntos comunitarios. 

Esto fue un hecho llamativo: hoy en día, el universo de los documentos oficiales está dominado por el español, y la escritura en lenguas indígenas quedó relegada a la lectura opcional, como cuentos y poesía. Aunque esta división pueda parecer irrelevante, tiene importantes consecuencias, ya que individualiza la lectoescritura en lenguas indígenas y la mantiene fuera del contexto comunitario en que funcionó en aquellos años. 

La existencia de miles de textos en mixteco y zapoteco de la época colonial es un hecho conocido por pocos, y aún menos son quienes los utilizan como fuentes para estudiar la historia de las comunidades indígenas –a pesar de su obvia importancia para el tema– o como fuentes lingüísticas para conocer las etapas anteriores de las lenguas habladas hoy en día. Por supuesto, esta situación tiene que ver con varios factores, entre ellos, los prejuicios que rodean a estas lenguas, el olvido en que yacían los documentos hasta recientemente, pero también la ausencia de una capacitación para su lectura y comprensión. No sólo hay importantes diferencias entre la lengua y la ortografía antiguas y sus correspondencias contemporáneas, sino también entre el contexto social y político de aquellos años y el de hoy en día. 

Para salvar la ausencia en la formación de hablantes de las distintas variantes del mixteco y del zapoteco en la lectura de su respectiva documentación histórica, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova de la FAHHO y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM crearon, al inicio de 2019, dos seminarios de Filología Mesoamericana, uno llamado Cultura y Lengua Mixteca y otro Cultura y Lengua Zapoteca, mismos que cumplieron sus 120 horas al terminar el primer ciclo en el mes de noviembre. En ambos seminarios participaron exclusivamente hablantes de las mencionadas lenguas, guiados por especialistas en el tema de la traducción de documentos coloniales. Se buscó, además, que los participantes tuvieran una edad relativamente joven, para asegurar la permanencia de lo aprendido, y estimular el ingreso de los participantes en carreras de especialización. El objetivo es ofrecer a los participantes las herramientas y un método para acercarse a los textos escritos en su propia lengua hace varios siglos, para poder analizarlos, comprenderlos y convertirlos en fuentes para la historia social, política y lingüística de sus comunidades. Sin duda, la experiencia ha sido enriquecedora para todos, por generar una profunda reflexión sobre la historia de estas dos lenguas. 

Por supuesto, ejercicios de este tipo estimulan además la reflexión acerca del actual papel de la escritura en las comunidades, los espacios sociales del uso de la lengua, los cambios, pérdidas e innovaciones en el lexicón, entendidos como expresiones de cambio cultural. Los seminarios constituyen un camino nuevo y experimental en que se intenta abrir un corpus de documentos históricos a los hablantes de las lenguas en que fueron escritos. Por más obvio que esto suena en lo general, no se había hecho hasta la fecha, y el uso de estos documentos se restringió a un muy pequeño número de especialistas no-indígenas y casi exclusivamente extranjeros. Ahora ha llegado el momento de pasar la estafeta y asegurar que los hablantes tengan acceso a estos documentos y los reconozcan como un patrimonio histórico y lingüístico de alto valor, y como una expresión de la tenaz lucha de las comunidades por encontrar un nicho de reproducción cultural propia, primero en los territorios colonizados y posteriormente en el Estado nacional. Los dos seminarios comenzarán con un nuevo ciclo en 2020, año en que también esperamos poder publicar los primeros resultados de textos traducidos y comentados. 

Entrevista a Otto Zwartjes (Primera parte)

Entrevista a Otto Zwartjes (Primera parte)

Autor: Rasheny Lazcano (BIJC)

Boletín FAHHO No. 19 (Jul-Ago 2017)



La primera mitad del mes de marzo, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova tuvo el honor de recibir la visita de Otto Zwartjes, investigador de la Universidad de Ámsterdam, especialista en Historiografía Lingüística, Lingüística Misionera, entre otras muchas ramas del estudio de la historia de la descripción lingüística. El Dr. Zwartjes vino a impartir dos conferencias a Oaxaca: la primera, en San Pablo, dedicada a los libros de Fray Juan de Córdova: Vocabulario de la lengua zapoteca y El arte de la lengua zapoteca, ambos publicados en 1578. La segunda plática fue en Santa María Tlahuitoltepec y estuvo centrada en el trabajo de Fray Agustín de Quintana, quien publicó, además de Arte de la lengua mixe, un confesionario bilingüe titulado Confesionario en lengua mixe que incluye una “Construcción de las oraciones de la doctrina christiana” y un “Compendio de voces mixes, para enseñarse a pronunciar la dicha Lengua”, en 1733.

En esta entrevista quisimos abordar las preguntas que resaltaron en las distintas actividades que tuvo y que nos explicara un poco más acerca de su conocimiento de los misioneros que estuvieron en Oaxaca trabajando las lenguas zapoteco y mixe.

Rasheny Lazcano: ¿Cuál fue tu camino para llegar al estudio de los documentos de los misioneros alrededor del mundo?

Otto Zwartjes: Estoy interesado en lenguas, sus variedades, sus tipologías. Empecé mis estudios con las lenguas clásicas, luego extendí el horizonte con el estudio del árabe. Al-Ándalus es un período interesante de la península ibérica, y me dediqué a la poesía árabe medieval. El tema de mi tesis de doctorado fueron las jarchas, las canciones de amor bilingües árabe coloquial-romance andalusí. Para eso tuve que profundizar en temas de sociolingüística y dialectología, la historia de la lengua árabe. Para ampliar los conocimientos, fui a estudiar la primera obra misionera impresa, la de Pedro de Alcalá, quien compuso un arte y diccionario del árabe peninsular (1505). En mi proyecto de post-doctorado, quería concentrarme en esta fuente misionera, y para poder contextualizarlo mejor empecé a buscar otras fuentes, las primeras gramáticas misioneras del náhuatl, quechua, chibcha. Cuando empecé a ampliar el horizonte me atrajo mucho el tema, no sólo por la gran cantidad, sino sobre todo por la gran calidad y cuidado de estas obras.

RL: ¿Cuál es la diferencia entre filología indomexicana o indoamericana, historiografía lingüística y lingüística misionera?

OZ: No hay diferencias en el nivel de “objeto de estudio”. La disciplina más amplia es la Historiografía Lingüística, y la lingüística misionera, o la lingüística (aplicada) de los misioneros es una subdisciplina de la primera, y luego podemos dividir las tareas según distintas regiones: la filipina, china, amerindia, andina o mesoamericana.

RL: ¿Cómo describirías el avance del estudio de los documentos coloniales en México? ¿Qué hace falta?

OZ: Ya en el siglo XIX contamos con famosos estudiosos, como Belmar, Pimentel y muchos otros. La lengua náhuatl, las lenguas mayas y no pocas otras se han estudiado relativamente bien. Sin embargo, faltan también buenas ediciones críticas, anotadas, modernas de no pocas obras. Por eso, con mi colega José Antonio Flores Farfán (CIESAS, Tlalpan) hemos decidido editar y analizar la obra de una gramática del náhuatl menos conocida, el Arte de el idioma mexicana del agustino Manuel Pérez (1713), que tiene muchos aspectos atractivos, creativos, diferentes de las obras de sus antecesores. Su obra, sobre todo el Farol y el Cathecismo Romano, casi no se han estudiado bien todavía. Además, hay un gran número de obras de lenguas de menor difusión, como la lengua mixe, por ejemplo. No existen buenas ediciones ni monografías sobre la obra del dominico Augustín de Quintana. La primera tarea es la digitalización para la diseminación de estas obras. Puedo decir que ya existen muy buenas iniciativas, proyectos realizados y, en este sentido, avanzamos mucho. Lo que falta todavía es el estudio profundo de estos textos en la historiografía misionero-colonial. Ya se ha establecido esta disciplina, pero hay todavía mucho que hacer.

RL: ¿Por qué las obras misioneras no siempre fueron de interés para la lingüística moderna?

OZ: No les gusta nada el modelo grecolatino, un modelo que no se había desarrollado para la descripción de lenguas amerindias. La actitud de algunos estudiosos era negativa porque querían ver los defectos y no los logros. Yo no quiero negar que abundan “defectos”, tampoco quiero exagerar demasiado sus logros. Hay que estudiar estas fuentes en su contexto. Muchos lingüistas modernos menosprecian el empleo acrítico de una terminología latina por los misioneros y no tienen la “actitud de un filólogo”, quien normalmente quiere interpretar los términos en su contexto. Para algunos lingüistas modernos no tiene sentido aplicar el sistema de los “casos” latinos para lenguas que carecen de las declinaciones y el sistema nominal de casos. Sin embargo, cuando releemos estos textos, usan términos como “nominativo, genitivo”, etcétera, para otras realidades. Los misioneros sabían perfectamente que muchas de estas lenguas carecían de casos, pero en sus gramáticas el término “nominativo” fue extendido, dándole significados como “primer elemento de la oración” que también puede ser un adverbio, como en “mañana voy a México”. Según no pocos misioneros, “mañana” es el nominativo. De esta manera, también quiere tener el significado de “elemento topicalizado de la oración”. Esto lo han visto bien los misioneros, sobre todo de las filipinas de tradición hispánica. Además hay lingüistas modernos que son ignorantes. No saben de qué están hablando porque no han visto nunca estos textos. Es verdad, todos siguen el modelo latino, pero casi todas las gramáticas son tan diferentes entre sí que no podemos hacer tales generalizaciones. Al lado de todos los paradigmas “tradicionales”, basados en el sistema grecolatino, se encuentran, se intercalan, se agregan en los apéndices las “observaciones”, “notas”, “notables”, “excepciones”, “modos de hablar”, que nada tienen que ver con los modelos latinos. Son obras originales, novedosas, de pioneros que no sólo querían transmitir la religión, sino también, aunque no todos en el mismo grado, se hallaban interesados en los rasgos idiosincráticos de estas lenguas tan fascinantes.

RL: Tanto Quintana como Córdova fueron impresos en México, ¿crees que se hayan basado en manuscritos preexistentes o que hayan construido sus textos a partir de registros orales?

OZ: Sabemos que circulaban manuscritos antes de publicarse las obras de Córdova, pero son manuscritos perdidos. Quintana documentó la lengua mixe con la intervención de “Los naturales de la nación mixe”. Lo dice explícitamente en sus obras. Su modelo dista de ser uniforme, nada que ver tiene con el sistema tradicional nebrisense; es creativo, original y muy novedoso. Una joya de la lingüística misionera.

Entrevista a Otto Zwartjes (Segunda parte)

Entrevista a Otto Zwartjes (Segunda parte)

Entrevista a Otto Zwartjes (Segunda parte)

Autor: Rasheny Lazcano (BIJC)

Boletín FAHHO No. 19 (Jul-Ago 2017)



La primera parte de la entrevista puedes encontrarla en el Boletín núm. 18

RL: ¿Cuál dirías que fue la participación de los hablantes en la realización de estos documentos?

OZ: Depende de la obra. Hay obras para el uso en los seminarios, en los colegios de las distintas órdenes religiosas, y otras para la enseñanza en la Real Universidad de México (Galdo Guzmán Manuel Pérez). Manuel Pérez aprendió la lengua primero “en su celda” con la obra de su antecesor Vetancurt en la mano, pero luego se fue a Chiautla para aprender la lengua (la variedad de Tierra Caliente) de sus “maestros”, es decir, los hablantes nativos.

Algunos trabajaban solos, mientras que en otros casos estudiaban, hicieron trabajo de campo, documentaron, describieron la lengua en grupos, con la colaboración de hablantes indígenas, como en el caso del Colegio de Tlatelolco. Como se ve, la infraestructura en la Ciudad de México nada que ver tiene con otros contextos como el de Juquila, donde aprendió Quintana el mixe. Además, hay misioneros que escribieron gramáticas, mientras que nunca estuvieron en la región para aprender la lengua. Un buen ejemplo es el franciscano Melchor Oyanguren de Santa Inés, de origen vasco, quien escribió dos gramáticas de tres lenguas, la tagala, la mandarina y el japonés. Trabajó muchos años en Manila, pero nunca estuvo en Japón ni en China. Lo más sorprendente es que estas obras se publicaron en México (1738 y 1742). El fraile también estuvo muchos años en San Agustín de las Cuevas, en Tlalpan.

RL: ¿Cuál era el objetivo de las artes y vocabularios que se hicieron en Oaxaca?

OZ: No difiere mucho con los objetivos de otras obras de la época: estudiar y documentar la lengua, compilar textos y el léxico, con las reglas gramaticales, para la enseñanza y aprendizaje de recién llegados para que pudieran predicar, evangelizar, educar, dar la confesión, etcétera.

RL: ¿Cómo crees que trabajaban las órdenes religiosas en la época Colonial de México?

OZ: Hay diferencias notables entre las distintas órdenes, pero no siempre acumularon tales diferencias en la macro-estructura de las obras, como ocurrió en China. Allí tenemos las obras de los jesuitas, que querían aprender y enseñar la variedad de la élite, la variedad prestigiosa. La idea era que si podían convertir a la élite, a los gobernantes, el cristianismo iría desde arriba hacia abajo. Los dominicos, como los españoles Francisco Díaz y Francisco Varo (siglo XVII), pioneros de la lexicografía y gramatología sino-hispánicas, prefirieron empezar con la base, con la gente común. En el título del diccionario de Varo, encontramos el término lengua sin elegancia que se refiere a la variedad coloquial. La evangelización se impuso desde abajo. Encontramos exactamente lo mismo en la primera obra misionera de Pedro de Alcalá. Este fraile de la orden de San Jerónimo decidió no describir la lengua prestigiosa de los “sabios alfaquíes”, sino sólo la lengua común, la variedad coloquial, como la hablaba la gente.

En México encontramos también observaciones sobre la lengua de la corte, la lengua “pulida”, que se distingue de la variedad “tosca, vulgar”. En la región de Oaxaca encontramos muchos ejemplos de los dominicos, la obra de los Reyes sobre el mixteco es un buen ejemplo, la variedad que describe es la de Tepozcolula, la que tenía más prestigio por la antigüedad, y la que fue la más general.

RL: ¿Qué me puedes decir de tu visita a la cuidad de Oaxaca, a la Biblioteca Burgoa y la Biblioteca Juan de Córdova?

OZ: Para mí ha sido un gran descubrimiento. Ha sido una visita inolvidable gracias a todos los esfuerzos y la amable acogida de Michael Swanton, Sebastián van Doesburg, Penélope Orozco, el alcalde de Tlahuitoltepec, y desde luego, gracias a ti, Rasheny, y a Zaira.

RL: Háblanos un poco de tu experiencia al dictar una conferencia en Tlahuitoltepec.

OZ: Para mí ha sido una experiencia magnífica. A menudo existe una distancia entre los círculos académicos y la gente. Es nuestra responsabilidad contribuir en la diseminación de nuestros conocimientos. Había alrededor de setenta personas muy interesadas en el público, con excelentes preguntas. Creo que les ha gustado constatar que existen fuentes impresas de su lengua. Discutimos algunos fragmentos y concluimos que la variedad de Juquila de Quintana es diferente, pero sí era divertido y fascinante ver que entendieron el contenido perfectamente. Desde luego había interesados en el público que sí conocen muy bien la obra de Quintana, pero también he visto que para muchos era una novedad. Esto me da mucha satisfacción, sabiendo que en mis cursos universitarios en Holanda normalmente no hay tiempo para tratar estos temas, y tengo muy pocos estudiantes. En los cursos que estoy impartiendo en la FES Acatlán, y en Tlahuitoltepec, hay muchos interesados, y me encanta poder contribuir en este proceso de diseminación de las fuentes coloniales de lenguas indígenas tan fascinantes

Descubriendo lenguas mesoamericanas en el baúl de documentos del AGEO

Descubriendo lenguas mesoamericanas en el baúl de documentos del AGEO

Autoras: Marcela Rivera (BIJC) / Tania Bautista (AGEO)

Boletín FAHHO Digital No. 10 (Dic 2021)



En octubre de 2018 se inició la descripción y catalogación de documentos elaborados por instituciones virreinales, públicas y privadas, que se encuentran resguardados en el Archivo Histórico del Estado de Oaxaca. Al comenzar estas actividades ya existían catálogos emitidos por el Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca (AGEPEO), antecedente inmediato del Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO), al cual pertenece la Dirección del Archivo Histórico.

Sin embargo, al cotejar los expedientes con los catálogos fueron notorias las inconsistencias, esto debido a que los documentos no fueron organizados con criterios archivísticos. Una de las inconsistencias más destacadas fue la separación de expedientes en diferentes fondos, lo que obligó a corroborar si los documentos que se iban describiendo y catalogando eran parte de expedientes incompletos. De esta forma se identificaron y localizaron 1300 documentos, de casi 5000 que habían sido catalogados, que se encontraban separados de su expediente original.

Cuando comenzó la elaboración de los nuevos catálogos en el AGEO, aún no se habían establecido criterios descriptivos. Sin embargo, el contacto cotidiano entre el personal responsable de la catalogación y los expedientes les permitió identificar atributos fundamentales, como la data crónica y tópica, el tipo de proceso administrativo y a las autoridades responsables de su gestión, así como elementos poco comunes que requerían ser registrados, entre ellos mapas, ilustraciones, Reales Provisiones, sellos de órdenes religiosas y documentos en lenguas de origen mesoamericano, específicamente de la familia otomangue.

Los documentos escritos en zapoteco, mixteco y náhuatl que se conservan en el Archivo Histórico del Estado de Oaxaca son —en su mayoría— testamentos y escrituras de venta, o donación de tierras, que fueron presentados como pruebas en juicios posesorios de los siglos XVII y XVIII. La separación archivística de estos documentos, basada en los cinco cuadros clasificatorios (Gobierno, Hacienda, Justicia, Milicia y Registro Civil) utilizados en el archivo histórico, los coloca dentro del Fondo Justicia, Sección Civil, Serie Propiedad y Posesión.

En menor medida, los documentos escritos en lenguas mesoamericanas fueron utilizados en otro tipo de procesos, gestionados por los mismos hablantes. Entre ellos se encuentra un expediente formado para la rescisión de un contrato de venta de una casa y solar, la solicitud de Gonzalo Contoy, cacique de Cacalotepec, para que se le autorizara vender unas tierras; una querella entre los pueblos de San Miguel Metepec y Santa María Ocotepec por el pago de una deuda, y un expediente de composición de tierras de Santa María Coixtepec. Estos expedientes forman parte del Fondo Gobierno, Sección Tierras y del Fondo Justicia, Sección Civil.

Un documento excepcional, escrito en una lengua mesoamericana, podría ser un cuadernillo de doctrina cristiana. Gracias a la orientación del Dr. Michel Oudijk fue posible determinar que la lengua del documento es el zapoteco. Aunque no está fechado ni ubicado espacialmente, y tampoco contiene evidencia que permita identificar a su autor, por el formato de su escritura es posible afirmar que su elaboración corrió a cargo de un religioso. De aquí que su clasificación sea la siguiente: Fondo Gobierno, Sección Secretaría del Despacho, Serie Asuntos religiosos, Subserie Órdenes religiosas.

Es importante mencionar que la identificación de las lenguas mesoamericanas en las que se encuentran los documentos conservados en el Archivo Histórico de Oaxaca —a excepción de la cartilla mencionada— se realizó atendiendo a lo que indican los mismos expedientes, en los que se manifiesta la lengua en que están escritas las pruebas presentadas, ya fuera por parte del intérprete, la autoridad responsable, o por los mismos tramitantes.

En el año 2020, este trabajo de identificación y descripción realizado por el AGEO facilitó el trabajo colaborativo entre esta institución y la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, para que en el marco del proyecto Filología de las Lenguas Otomangues y Vecinas (FILOV) se identificaran 51 textos escritos en zapoteco, mixteco y náhuatl, que fueron digitalizados y catalogados para formar parte de un repositorio filológico mesoamericano (proyecto digital desarrollado por la BIJC y el Instituto de Investigaciones Filológicas-UNAM) con el objetivo de poner a disposición del público textos virreinales escritos en lenguas mesoamericanas.

Lienzo de Ayautla: se cierra un ciclo, inicia otro

Lienzo de Ayautla: se cierra un ciclo, inicia otro

Autor: Demián Ortíz (BIJC)

Boletín FAHHO No. 22 (Ene-Feb 2018)



En días pasados, personal de la BIJC participó en las actividades académicas del 10.º aniversario del Bachillerato Integral Comunitario de San Bartolomé Ayautla, en la Sierra Mazateca. Cumplió, además, un compromiso contraído con la comunidad al entregar réplicas del Lienzo de Ayautla, un documento colonial recuperado para el pueblo de Oaxaca gracias a los esfuerzos conjuntos de la FAHHO y la Secretaría de Cultura federal. Los bibliotecarios Gabriela García García y Juan Vázquez compartieron sus investigaciones sobre el calendario agrícola y ceremonial mazateco ante un público atento a cada detalle que seguramente conocía algunos aspectos, pero no una sistematización tan minuciosa. Demián Ortiz charló sobre las funciones e importancia de los museos comunitarios, pues el Bachillerato tiene mucho interés en desarrollar uno. La parte culminante giró en torno al Lienzo de Ayautla, un documento fechado en 1677 en el que se representa el linaje gobernante prehispánico dentro del territorio de Ayautla.

Sebastián van Doesburg platicó sobre las circunstancias que rodearon su recuperación, y las gestiones que se hicieron para que éste regresara a Oaxaca. Después de décadas de estar en manos de particulares ha sido donado al Archivo Histórico de Oaxaca, pero el ciclo de recuperación sólo estaría completo cuando el documento fuera conocido por la comunidad, y por ello, entregamos no una, sino tres copias, casi a tamaño real: la primera para el municipio, otra para las autoridades de Bienes Comunales y Ejidales, y la última para el bachillerato, la cual seguramente se integrará al museo cuando esté terminado. Había mucha emoción y curiosidad por ver el antiguo documento, la gente se tomó fotos y lo miró con atención durante largo rato.

Aún estaba por venir lo mejor, pues al día siguiente regresamos a revisar las réplicas con personas de edad avanzada de la comunidad, con la esperanza de averiguar si persistían vestigios físicos o al menos recuerdos sobre un sitio muy especial representado en el lienzo: el lugar de origen de los gobernantes prehispánicos. Gracias a los puentes lingüísticos que los presentes lograron crear entre el náhuatl empleado en el documento, traducido al español por Michael Swanton, y de ahí al mazateco que tiene gran vitalidad en Ayautla —clave para la identificación de los sitios—, en menos de una hora caminábamos al lado de un muro centenario formado por grandes bloques de piedra, en medio de la frondosa vegetación, hasta llegar a los manantiales, todos ellos elementos representados en el lienzo. Ahora los emocionados éramos nosotros, y más cuando nuestros acompañantes compartieron relatos de la tradición oral que también tienen relación con las imágenes del documento. Se abrieron así nuevas rutas para la interpretación del lienzo, lo que sin duda enriquecerá el conocimiento sobre la historia de la región Mazateca, en un nuevo ciclo de colaboración con la comunidad que promete ser sumamente enriquecedor para todos.

Fondo Documental “Don Benjamín Ladrón de Guevara”

FONDO DOCUMENTAL “DON BENJAMÍN LADRÓN DE GUEVARA”

Autor: Sebastián van Doesburg (UNAM/BIJC)

Boletín FAHHO No. 31 (Jul-Ago 2019)



UNA COLECCIÓN DE PAPELES HISTÓRICOS DE LA CAÑADA DE CUICATLÁN

El lunes 10 de junio, en el marco del Día Internacional de los Archivos celebrado el día anterior, la BIJC recibió en donación una colección de documentos históricos de la Cañada de Cuicatlán, los cuales, una vez restaurados, estarán abiertos a la consulta pública.

Durante el Porfiriato, estos documentos pertenecieron a don Benjamín Ladrón de Guevara, destacado personaje de la Cañada. Don Benjamín (1849-1936) fue jefe político del distrito de Cuicatlán durante el Porfiriato. Como varios intelectuales rurales de su época, era un liberal radical, metodista y masón. Pero aparte de este perfil político y su importante presencia comercial en la Cañada, era también descendiente de una antigua familia de caciques de Cuicatlán y Quiotepec y, como tal, tenía en sus manos los viejos documentos familiares.

Don Benjamín era nieto de María Martina de los Ángeles y Monjarás (1786-1870), la última cacica de Cuicatlán. Fue en su tiempo que alguien de la familia –consciente del fin de los cacicazgos de origen indígena– elaboró una extensa historia familiar, justificando los antiguos derechos señoriales. Este y otros documentos anteriores nos guían de regreso en el tiempo, llegando a la sorprendente conclusión de que el primer ancestro identificable de la familia no era otro que Coatecuhtli (Nai ye en mazateco; Tico en cuicateco), el último gobernante prehispánico de Santiago Quiotepec, cuyo yerno, don Francisco Cortés Tecuhtochtli, recibió a Hernán Cortés a su paso por Quiotepec en los primeros años de la década de 1520.

Estos documentos fueron vistos por primera vez en 1957 por los antropólogos Roberto Weitlaner (1883-1968) y Eva Hunt (1934-1980), cuando la última hija de don Benjamín, llamada Guadalupe, aún vivía en Cuicatlán. Pero después de que doña Guadalupe se mudó a Mexicali junto con su hija, la maestra Celia Hernández Ladrón de Guevara, perdió la pista de los documentos. En 1990, una estudiante holandesa llamada Ilke Schouten logró ubicar a los familiares en Mexicali, quienes permitieron a ella y Sebastián van Doesburg estudiar los documentos. Más de dos décadas después, cuando la maestra Celia había regresado a su natal Cuicatlán, el futuro de la colección comenzó a ser un tema de preocupación, también porque la maestra había decidido quedarse sin hijos.

Finalmente, en coordinación con la señora Judith Camacho Hernández, sobrina de la maestra, se tomó la decisión de dejar los documentos en la Biblioteca Juan de Córdova, para así mantenerlos en Oaxaca y –después de la restauración de las piezas más delicadas– ponerlos a disposición de los investigadores.

Este conjunto documental en algún momento estuvo ligado a dos importantes documentos pictográficos de la Cañada de Cuicatlán: el Mapa de Quiotepec y el Códice Fernández Leal. Sin embargo, en la década de 1890, don Benjamín donó estos documentos a su amigo, el historiador oaxaqueño Manuel Martínez Gracida. El primer documento –ahora resguardado en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia– muestra el momento en que la hija de Coatecuhtli, llamada 2 Muerte, y su esposo, recibieron a Hernán Cortés en su paso por Quiotepec en algún momento de la década de 1520. Al parecer, este documento fue elaborado por el hijo de la pareja, llamado Francisco de Monjarás, para ilustrar su reclamo por unas tierras de riego en el río Cacahuatal. El segundo documento –guardado en la Biblioteca Bancroft en California– trata de una importante epopeya prehispánica sobre la fundación del señorío de Papaloticpac-Tepeucila, y constituye una extraordinaria pieza literaria cuicateca.

En el evento estuvieron presentes la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, los directivos de la BIJC y representantes de la familia Ladrón de Guevara, generosos donantes de este conjunto de documentos. La BIJC agradece especialmente a la familia de la Sra. Judith Camacho Hernández por tomar la iniciativa para esta donación. Mariano Velasco, de la Dirección de Turismo y Cultura de Cuicatlán, invitó a los concurrentes y visitantes de San Pablo a disfrutar de unos deliciosos mangos manila de la tierra de don Benjamín. Durante el evento se presentó la exposición Fondo Don Benjamín Ladrón de Guevara, una colección de papeles históricos de la Cañada de Cuicatlán, que muestra una selección de los documentos junto con reproducciones del Códice Fernández Leal y el Mapa de Quiotepec.

Esta muestra estará en exhibición en el pasillo de la BIJC, hasta el 11 de septiembre de 2019.

Aves de dos mundos: vuelos a través de años y océanos

Aves de dos mundos: vuelos a través de años y océanos

Sebastián van Doesburg (UNAM/BIJC)

Boletín FAHHO No. 37 (Jul-Ago 2020)



Hace 500 años –lo que dura la vida del ave Fénix–, una vez recibidos en el palacio de Moctezuma y hospedados en las casas de Axayácatl, los españoles quedaron maravillados, entre muchas otras cosas, con el vivario-aviario que estaba a un lado de su posada. Tanto Cortés mismo como Bernal Díaz del Castillo describen la visita que hicieron, notando los estanques de agua dulce y los de agua salada para las aves acuáticas, su sistema de tuberías para mantener el agua limpia, los aviarios sofisticados para las aves rapaces y las grandes jaulas para encerrar jaguares, pumas y otras “fieras”, pero también los cuartos para albinos, enanos y corcovados humanos, parte del “espectáculo”, y el personal numeroso que estaba a cargo de todo esto.

Díaz del Castillo señala que estas casas no servían solo para la recreación de Moctezuma, sino también para fines más prácticos: “de todas estas aves pelábanles las plumas en tiempos que para ello era convenible, y tornaban a pelechar”. Los hallazgos de distintos animales en las ofrendas del Templo Mayor indican que también servían para el culto. Quizás un tercer fin del zoológico era simbolizar el dominio geográfico de la ciudad de Tenochtitlán. La colección de animales, plantas, pero también de dioses concentrada en la ciudad representaba los elementos y fuerzas de las regiones sujetas a su dominio tributario, y su encierro y cuidado los sometía simbólicamente al control de la casa real tenochca, no tan diferente a la manera en que los Wunderkammer (‘gabinetes de curiosidades’) de la Europa colonial –aquellos antecedentes de los museos actuales– representaban el dominio de este continente sobre el mundo.

La casa de aves y fieras de Moctezuma está representada en el enigmático mapa de Tenochtitlán –de autoría desconocida– que acompaña la edición nurembergense de 1524 de la segunda Carta de Cortés, acompañada por una leyenda en latín, Dom[us] a[n]i[m]aliu[m], ‘casa de los animales’.

[Fig. 1] El dibujo representa, de manera esquemática, un complejo con ocho secciones, cada una destinada a ciertos animales, la mayoría aves. El mapa ubica esta casa entre la calzada que salió del Templo Mayor al embarcadero Tetamazolco (hoy República de Guatemala, que termina en las ruinas de la iglesia del Antiguo Hospital de San Lázaro, construido encima del embarcadero) y los palacios de Moctezuma (hoy Palacio Nacional), con la leyenda dom[us] D[omini] Mutetzuma, ‘casa del señor Moctezuma’. El complejo pereció en la destrucción de la ciudad en agosto de 1521. Cortés mismo anota sobre las casas de Moctezuma y Axayácatl y su zoológico: “y aunque a mí me pesó mucho de ello, porque a ellos les pesaba mucho más, determiné de las quemar”.

Figura 2

Décadas después, cuando las primeras dos epidemias, de las muchas que acompañaron a los españoles, ya habían hecho destrozos entre la población de Mesoamérica, los nobles nahuas que trabajaron en una suerte de enciclopedia de la vida nahua, bajo la dirección del fraile franciscano Bernardino de Sahagún, recordaban las casas de las aves y fieras, y las pintaron en el manuscrito conocido como el Códice Florentino [Fig. 2].

Figura 3

Ahora bien, este zoológico no era un invento de Moctezuma, sino probablemente parte de la larga tradición mesoamericana. En los documentos de los gobernantes hereditarios mixtecos también encontramos escenas en que se presentan jaulas con aves y fieras vivas ante los gobernantes, como en esta imagen del Códice Selden, en que el fundador del linaje de Añute (hoy Santa Magdalena Jaltepec) conviene la entrega de estos animales, junto con piezas de arte plumario, con los gobernantes de asentamientos aliados [Fig. 3].

Figura 4

La importancia del aviario como fuente de plumas finas es obvia. Los artesanos del arte plumario, a quienes los colaboradores nahuas de Sahagún dedican varias páginas y múltiples dibujos, crearon obras singulares aprovechándose del colorido y brillo de las plumas [Fig. 4]. Muchísimas piezas de los atuendos ceremoniales, militares y religiosos de toda Mesoamérica estaban decorados con, o consistían en, obras de plumas. Aparte de pocos ejemplos de tipos prehispánicos, como los escudos que sobreviven (uno de los cuales se expuso recientemente en el Museo de Historia de Chapultepec), este arte tuvo un nuevo auge en la época colonial en la elaboración de cuadros de temática cristiana y hasta en la decoración de mitras, sobre todo en el área de Pátzcuaro, Michoacán [Fig. 5]. Estas piezas, apreciadas por su hermosura, dieron la vuelta por el mundo y los que sobreviven se encuentran en museos muy dispersos.

Figura 5

El encuentro con un mundo natural desconocido impulsó entre los eruditos y naturalistas europeos varios proyectos de descripción e inventario de la flora, fauna y geología en obras de “Historia Natural”. Así está lo que queda de la extraordinaria obra del protomédico Francisco Hernández, producida durante su viaje por la Nueva España de 1571 a 1577, en la que describió casi 3 000 plantas y árboles y más de 400 animales. Por desgracia, los 19 libros manuscritos originales, 15 de los cuales llevaban las pinturas, se quemaron en el horrible incendio del Escorial de junio de 1671, aunque versiones resumidas lograron llegar a la prensa. Tenemos además la obra del jesuita Joseph de Acosta, impresa en 1592. Pero, por su originalidad y la participación tan importante de los nobles nahuas, la obra coetánea de Bernardino de Sahagún destaca entre todas. Todo el libro 11, de los doce que conforman su obra, está dedicado a la flora, fauna y geología del centro de México. Las ilustraciones hechas por manos nahuas son maravillosas en sus detalles y realismo [Fig. 6]. Notorias obras todas por su relativa “objetividad”: por lo inaudito se quedaron sin modelos, distanciándose de las tradiciones anteriores de la “Historia Natural” a servicio de Dios y su glorificación. Solo después, en la segunda mitad del siglo XVIII, con las obras del francés Georges Louis Leclerc, mejor conocido como el Conde de Bufón, y del holandés Cornelius de Pauw, inicia la funesta idea –que hasta ahora influye la percepción popular europea, sobre todo a través de la influencia de ambos sobre los directores de la Encyclopédie– de que la naturaleza de América representaba un estado degenerado o atrasado. Juicios basados en un anticuado eurocentrismo y una ignorancia espeluznante de quienes nunca habían pisado estas tierras.

Figura 6

Más allá de su valor alimenticio, de su utilidad para plumas o pieles, de su rol en el entretenimiento palaciego y en su simbolismo imperial, los animales se desempeñaron como mensajeros. Las aves y fieras aparecen con frecuencia en la vetusta tradición mántica mesoamericana, ese arte de la interpretación de los signos que permean desde la metarrealidad. Conocido ejemplo es aquella ocasión en que Moctezuma, poco antes de la llegada de Cortés, recibió un presagio que lo inquietó mucho: “[…] los pescadores mientras cazaban con sus redes, atraparon a un ave color gris, como una grulla. Fueron […] a mostrárselo a Motecuhzoma; el sol estaba inclinándose, pasaba a penas el mediodía. En la cabeza [del ave] había algo que parecía un espejo, redondo, circular, se mostraba perforado por el medio, ahí se veían las estrellas, [la constelación] Mamalhuaztli [o sea Orión]. Y Motecuhzoma tomó esto como un mal presagio […]. La segunda vez que vio en el espejo sobre la cabeza del ave miró a una multitud de personas que venían hacia donde él estaba, venían en masa, vestidos para la guerra, montados sobre ciervos” [Fig. 7]. Los libros mánticos del centro de  México y de la Mixteca están llenos de aves en su papel de signos mánticos, desde águilas y tecolotes (quién no conoce el dicho) hasta guajolotes y colibríes [Fig. 8].

Figura 7
Figura 8

En ese mismo momento, los europeos estaban saliendo de la edad medieval, dominada por el pensamiento escolástico. En ello, los animales igual eran mensajeros, pero de otra naturaleza. Desde el Physiologus, cuyo original perdido en griego data entre el siglo II y IV, pasando por los simpáticos Bestiaria de la Plena Edad Media, los inventarios de animales, reales o fantásticos, sirvieron como un espejo de la creación divina, en que cada elemento simbolizaba algún valor o enseñanza moral para el ser humano. De esta manera se justificaba su estudio, que de otra forma hubiera sido tildado de vano. De allí el simbolismo de animales como el unicornio y el pelícano. De allí también la muy comentada y escandalosa decisión de Hernán Cortés de enviarle a Carlos V –una vez consumada la destrucción de Tenochtitlán– una culebrina (un tipo de cañón) llamado “El Fénix”, hecho de plata michoacana con la inscripción “Aquesta nació sin par; yo, en serviros, sin segundo; vos, sin igual en el mundo”, haciendo alusión vanidosa a la semejanza entre él, el rey y el carácter único y extraordinario del ave Fénix.

Con el tiempo, a veces estas dos lecturas distintas de la naturaleza se fundían. Mientras el águila bicéfala, símbolo del poder de la casa de Austria (pero también de Rusia, Albania y otras unidades políticas), ingresó al imaginario colectivo de muchos pueblos indígenas de Oaxaca como un símbolo de la persecución que alguna vez sufrieron, el águila sobre el nopal, representación del anuncio mántico de la fundación de Tenochtitlán (y también de otros pueblos), ingresó al pensamiento alegórico y heráldico criollo para convertirse en el símbolo del Estado-nación de México.

Pasó la edad del Fénix. A través de las ventanas abiertas escucho el canto de los pájaros como nunca antes. Temporalmente, el tráfico motorizado les ha cedido la palabra. Ellos, que dominan el aire, parecen recordarnos nuestro actual estado de cautiverio. Los papeles se han invertido. Que cada quien interprete el canto de los pájaros como quiera y busque el mensaje escondido.