El Baúl: las colecciones de la FAHHO / FAHHO

El Baúl: las colecciones de la FAHHO / FAHH

Autor: Sebastián van Doesburg (UNAM /BIJC).

Boletín FAHHO Digital No. 20 (Nov 2022)



 

Los distintos pueblos que hoy habitan el territorio del estado de Oaxaca son portadores de una asombrosa diversidad cultural. Miles de años de convivencia con una geografía accidentada y una flora y fauna variada obligó a las primeras comunidades a adecuarse y especializarse, aunque siempre apoyadas por un intenso intercambio de ideas y objetos con otros, a veces con distancias sorprendentemente largas. El resultado de esta extensa trayectoria es un abanico de expresiones y conocimientos culturales vivos y la existencia de un patrimonio arqueológico e histórico de gran importancia que documenta su devenir. En muchos aspectos, este patrimonio destaca por ser muy particular y característico de su espacio, de acuerdo con las experiencias vividas en estas tierras, rasgo que lo hace especialmente valioso en el contexto nacional e incluso mundial. Desde las ciudades y sociedades complejas prehispánicas, pasando por los dramáticos años de la colonización española y el inicio de una convivencia forzada y complicada con sus representantes, profundos procesos de adaptación y adecuación resultaron en la actual situación donde a veces parecen coexistir en Oaxaca dos mundos distintos, y, a su vez, profundamente interdependientes y entreverados: las culturas de la ciudad y sus satélites y las culturas de las numerosas comunidades indígenas. Sin embargo, entre estas dos no hay un vacío, sino un espacio de transición donde se tejen mil conexiones que son constantemente negociadas. Numerosos testimonios culturales, tanto del pasado como del presente, dan cuenta de las complejas relaciones entre estos dos mundos, relaciones tan entretejidas que ni siquiera tendrá sentido esbozarlas en el corto espacio de este texto introductorio. Por cierto, tal complejidad social —que puede expresarse en seguida por medio de episodios de violencia— es a la vez tierra fértil para el arte y la invención o innovación constante, por lo que Oaxaca es, al mismo tiempo, un caldo de cultivo para numerosos experimentos y experiencias sociales y culturales. Al crearse la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca hace más de veinte años, este panorama constituyó el telón de fondo y la condición natural para buscar en qué aportar a las comunidades y colectivos para la protección de su patrimonio y medio ambiente, la revalorización de sus culturas y la mejora de la vida y la educación en general a partir de distintos puntos de vista. Desde un inicio, la FAHHO concentró su trabajo en ocho campos de acción: educación, cultura y conservación del patrimonio, salud, asistencia social, medio ambiente, apoyo en desastres naturales, deporte y proyectos productivos. Sin embargo, dentro de este panorama, son los proyectos de cultura, conservación del patrimonio y medio ambiente donde decidió operar los propios en el seno de la Fundación.

Aun así, el terreno cubierto es amplio y diverso. Por ejemplo, a lo largo de su existencia, la FAHHO ha creado y abierto al público varios acervos culturales importantes que representan los intereses de sus fundadores y colaboradores más comprometidos. Podemos reconocer temas como el arte textil, que en Oaxaca ha llegado a grandes alturas de las manos de tejedores de las comunidades indígenas; la filatelia y numismática, parte del clásico coleccionismo; los archivos históricos, fuentes indispensables para conocer la trayectoria de las culturas de Oaxaca y, por supuesto, las bibliotecas especializadas de todo tipo: para niños, para investigadores del pasado y de la diversidad cultural de Oaxaca, y para literatos o amantes de la lectura. Al mismo tiempo, se ha buscado aportar a la conservación y restauración del patrimonio arquitectónico edificado, artístico y documental de Oaxaca, colaborando con instituciones como el INAH, el municipio, con instancias internacionales o de manera individual. Por supuesto, este ramo de la Fundación, iniciado en 1994, tuvo su origen con la participación de Alfredo Harp Helú en la restauración del exconvento de Santo Domingo —en ese momento por medio de Fomento Social BANAMEX— y la Capilla Abierta de Teposcolula por cuenta propia; la formación de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (ADABI) en 2003 y la fundación de la Casa de la Ciudad y el Taller de Restauración en 2004.

Además de lo anterior, son de interés las expresiones actuales y la innovación que surgen de la creatividad de las y los oaxaqueños inspirados en su vasto legado cultural e histórico. En este sentido, las colecciones no son concebidas solo desde la perspectiva de la conservación, sino, sobre todo, para servir de inspiración y fuente de información. Esta mirada a la actualidad y al futuro permea muchos de los proyectos de la Fundación. Con el crecimiento de las colecciones vinieron las reflexiones sobre su accesibilidad y la necesidad de adoptar las nuevas tecnologías que se insertaban en la vida de las personas en todo el mundo para ofrecer un nuevo acceso. Cuando en 2012 se inauguró la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova (BIJC), se propuso trabajar el tema de manera sistemática. Desde el inicio, la filosofía era trabajar con aplicaciones de código abierto y minimizar la dependencia de las grandes empresas de la gestión bibliográfica y de colecciones. La idea era diseñar un sistema hecho a la medida que pudiera servir no solo para las necesidades de la Fundación, sino también para las de otras instituciones culturales de Oaxaca que no disponen de los fondos para pagar los servicios profesionales de las empresas. Un sistema creado así no solo significa que lo puede gestionar y manipular el personal local capacitado, sino también permite adaptarlo a diferentes situaciones y tamaños.

El primer grupo de trabajo que se formó para explorar este camino se constituyó por personal de la bijc, del Museo de Filatelia y de la Biblioteca Francisco de Burgoa perteneciente a la uabjo, pero aliado histórico de la fahho. Posteriormente, otras filiales se unieron a la iniciativa. Ya que la catalogación es un proceso lento y la integración de un portal debe tomar en cuenta las características distintas de las colecciones e instituciones que las resguardan, la primera etapa fue más bien un trabajo casi invisible; sin embargo, puso las bases para lo que sería el portal de la fahho en línea que ahora se presenta. Además, la inercia de los proyectos y actividades diarias no nos pemitían trabajar de lleno en un portal, y aún no sentíamos la urgencia de contar con presencia en línea. Suficiente trabajo había al atender las necesidades de servicio y conservación a diario. No obstante, esto iba a cambiar muy pronto. La aparición de la actual pandemia por el sars-cov-2 en diciembre de 2019 hizo evidente la urgencia de tener los catálogos y acervos accesibles en línea. El cierre de las bibliotecas y museos significó un golpe para la Fundación, cuya labor no es otra que la de compartir sus acervos y los de otras personas e instituciones con el público de Oaxaca, en forma de bibliotecas, archivos, exposiciones, eventos y conciertos, sea para la población local o para los visitantes. En consecuencia, se decidió usar el tiempo de la pandemia para trabajar aceleradamente en la catalogación y digitalización de las colecciones y conformar el portal de acceso a las colecciones llamado Baúl fahho. Su logo está inspirado en el machimbrado “en cola (escalonada) de milano”, tan típico de los antiguos arcones de Choapan de los que la bijc resguarda varios. Al mismo tiempo, se diseñó el nuevo sitio web de la Fundación que sirve como una presentación de la misma y en la que encontramos información sobre los objetivos, la misión y la visión, pero también sobre el equipo y las distintas iniciativas que la conforman, de las cuales, varias mantienen sus propios sitios web. Ahora, por primera vez, la fahho se presenta en línea con un portal integrado, de manera conjunta y articulada, que explica qué es lo que hace, cómo y dónde, además de dar acceso a los distintos acervos. Dentro de ello estamos contemplando también la memoria institucional. A más de veinte años de haberse establecido la Fundación, estamos en un buen momento para mirar atrás y contemplar el amplio panorama de acciones y proyectos y todos los productos que de ahí surgen, como libros, revistas, exposiciones, grabaciones, fotografías, informes y memorias. Parte de este pasado está incorporado, pero aún le falta mucho. Esperamos que con el tiempo la plataforma pueda convertirse en bitácora y memoria de las actividades, exposiciones y publicaciones de la Fundación, desde su creación hasta la actualidad, como un complemento del Fondo fahho, una colección de la bijc que reúne todo lo que se ha podido agrupar de libros, revistas, folletos y otros formatos publicados por la Fundación en las últimas dos décadas. Por cierto, debemos reconocer que el portal no es un trabajo terminado y que no todo está catalogado (aunque sí inventariado), sino solo una primera etapa de un proceso que tendrá que actualizarse y complementarse constantemente. Actualmente, se cuenta con 44314 títulos catalogados y 5345 objetos digitales en línea. En los meses y años por venir, los equipos de la fahho seguiremos añadiendo y corrigiendo para asegurar que cada vez más información sea localizada de manera digital. En este sentido, es importante resaltar que la plataforma es el producto de un esfuerzo compartido que necesitará de la continua atención de todos para hacerla crecer. ¡Muchas gracias a quienes han participado en este gran proyecto!

Acervo fotográfico de Irmgard Weitlaner en el Repositorio Digital FAHHO

Acervo fotográfico de Irmgard Weitlaner en el Repositorio Digital FAHHO

Autor: Roxana García (BIJC).

Boletín FAHHO Digital No. 20 (Nov 2022)



 

Ha sido todo un viaje y un placer el conocer cada una de las fotografías que la maestra Irmgard Weitlaner Johnson tomó durante sus viajes a diferentes pueblos originarios de México y de los países colindantes del Sur. En ellas no solo he visto textiles y sus diversas formas de elaboración, también he conocido paisajes, montañas, ríos, formas de organización social y personas que habitan esos lugares. Dada esta coincidencia, a continuación hablaré de la colección fotográfica de la maestra Irmgard Weitlaner, acervo que catalogué en tiempo pandémico, desde noviembre de 2020 hasta principios de este año. Para mostrar un poco sobre su vida debo decir que la maestra Irmgard (1914-2011) fue hija del antropólogo y lingüista austriaco Roberto Weitlaner, de quien heredó el gusto por conocer pueblos originarios de América. Sus primeras expediciones fueron en la zona chinanteca y mazateca de Oaxaca. En sus fotografías se puede observar que el trayecto lo realizó en su mayoría en animales de carga, atravesando ríos o puentes colgantes, y solo alguna vez en tren o avioneta. Dedicó su vida al estudio de las tradiciones textiles de México y Mesoamérica y en años posteriores tuvo una escuela de jóvenes aprendices de esta tradición. En varias de las fotografías aparecen quienes fueron sus compañeros de viaje: Jean Bassett Johnson, Bernard Bevan, Guy Stresser-Péan, Bodil Christensen, entre otros.

Estos investigadores publicaron diversas obras con temas antropológicos, etnográficos y de textiles que surgieron de su atenta observación en estos recorridos, tales como The Mazatec Calendar (1946) de Robert e Irmgard Weitlaner, Brujerías y Papel Precolombino (1971) de Bodil Christensen, y Los chinantecos y su hábitat (1987) de Bernard Bevan. 

Algunas de las escenas e imágenes que han llamado mi atención muestran la pulcra vestimenta de las mujeres en una procesión religiosa de Puebla, adornadas con abundantes tlacoyales que forman un rodete en la cabeza y rematado con un paño de gasa; los coloridos y floreados huipiles mazatecos acompañados de un enredo blancoazul de telar; los geométricos y brocados huipiles chinantecos que abundan en rojo; los elegantes posahuancos mixtecos teñidos con caracol o añil; la gran variedad de fajas labradas en diferentes estilos y figuras; los quechquemitl de tan geométrica y complicada elaboración, así como la singularidad y arte de cada malacate o aguja para la creación de innumerables textiles. El acervo fotográfico Irmgard Weitlaner contiene alrededor de 22000 imágenes en diferentes formatos (positivos, negativos, gran formato, diapositivas, fotopostales) que se resguardan en la bóveda fría de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Actualmente se ha catalogado una parte de las de “formato positivo”.

En los años venideros, la catalogación de este acervo continuará con el fin de que más personas puedan conocer las tradiciones textiles y el recorrido de Irmgard entre los años 1935-1975.

La tarea de catalogar a veces puede resultar tediosa porque implica revisar detenidamente cada fotografía y hacer una descripción objetiva de la que no escape, ni sobre nada; pero también implica documentarse, comparar y revisar bibliografía. En este caso, la información que contiene cada imagen se complementa con los diarios de campo y las notas que la maestra Irmgard tomó en cada recorrido. Aunado a ello, las fotografías están relacionadas con otras que pueden haber sido tomadas desde otro ángulo, desde otro formato o desde la cámara de alguno de los viajeros que la acompañaron. En el Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, un portal para acceder a bibliotecas y a otros acervos culturales que promueve esta institución, encontraremos un repositorio digital en el que participan la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Archivo Libanés de México, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, entre muchas otras. En esta última se encuentran fotografías ya digitalizadas y catalogadas de la colección Irmgard Weitlaner, misma que se irá actualizando. Para la catalogación hemos empleado la plantilla Qualified Dublin Core a través de DSpace 6.3.

Todas las fotografías tienen una calidad media o estándar para facilitar su descarga en línea, y por supuesto, se pueden solicitar digitalizaciones de mayor resolución para fines académicos. Esperamos que este repositorio sea una herramienta para investigadores y curiosos que deseen conocer los textiles mexicanos, los lugares que Irmgard visitó, así como las costumbres de estos pueblos. Te invitamos a visitar este acervo que la BIJC y la FAHHO ponen a tu disposición.

Misterios arqueológicos que se resuelven en los archivos

Misterios arqueológicos que se resuelven en los archivos

Autor: Demián Ortiz (BIJC).

Boletín FAHHO Digital No. 5 (May-Jun 2021)



Las indagaciones arqueológicas desarrolladas hace décadas, o siglos, aún pueden ser de utilidad para investigaciones y proyectos del presente. Así, los objetos y documentos resguardados en archivos, bibliotecas y colecciones pueden complementar o enriquecer el trabajo sobre terreno.

Desde 2016, la BIJC realiza un proyecto sobre el estilo ñuiñe, tradición estética que se desarrolló en la Mixteca Baja entre 400 y 800 después de Cristo. Hemos generado exposiciones, conferencias, publicaciones, investigación, registros audiovisuales y actividades de educación patrimonial con comunidades del área donde se desarrolló el estilo ñuiñe. Para todo ello han sido importantes desde los primeros registros conocidos (de principios del siglo XIX) hasta las más recientes investigaciones sobre lo ñuiñe, incluyendo, por supuesto, la labor de quien logró identificar y caracterizar esa tradición arqueológica: el Dr. John Paddock, cuyos archivos resguardamos en la BIJC para su consulta pública.

Gracias a la información documental cotejada con visitas de campo, en varios casos logramos identificar la ubicación de piedras labradas y hasta de un sitio arqueológico ñuiñe. Pero quedaba un pequeño misterio que ni recorriendo la región habíamos logrado resolver, hasta que, desde los archivos mismos, vino la solución, como se verá a continuación.

El Fondo Paddock incluye miles de fotografías derivadas de sus investigaciones y proyectos. Algunas son fácilmente identificables porque fueron publicadas o tienen alguna nota añadida, pero otras no. Y entre estas últimas se encontraba un conjunto de imágenes en las que aparecen piedras labradas, paisajes arqueológicos y piezas de cerámica del estilo ñuiñe que parecían estar situadas en la región de San Pedro y San Pablo Tequixtepec (al norte de Huajuapan). Esos negativos y hojas de contacto solo indicaban dos nombres: “P. Schmidt y V. Bourjaily”. Nada más.

En 2017 visitamos Tequixtepec y algunas de sus agencias. Platicamos con autoridades y ciudadanos, nos desplazamos a pueblos y parajes y logramos corroborar que algunas fotos habían sido tomadas en esa región. Pero otras, por más que intentamos, no las logramos ubicar. Entre ellas se encontraba la de una piedra labrada con glifos y numerales que resultaba nueva para el conjunto conocido de la escritura ñuiñe. ¿Dónde había sido tomada esa foto?, ¿dónde estaba la piedra?, ¿aún existía? No lográbamos saberlo. A principios de 2021, como parte de los procesos internos que estamos realizando en la BIJC, localicé en el archivo documental de Paddock un cuantioso conjunto de tarjetas de cartón con información escrita a mano. Se trata de lo que Paddock llamaba photo cards: fichas que consignan la fecha, lugar, autor y otros datos de buena parte de sus registros fotográficos.

Poco a poco fui entendiendo la forma en que Paddock había concebido vincular su archivo fotográfico con esas fichas a través de códigos numéricos de referencia. Obviamente, una de las primeras pruebas que hice para ver cómo funcionaba su sistema, y qué tipo de información se podía obtener, consistió en ubicar y revisar las photo cards correspondientes a aquellas fotografías que en 2017 no había logrado identificar. Y ahí estaban: cerca de 20 fichas que me permitieron conocer no solo las fechas y lugares de esos registros, sino su contexto más amplio. Así pude saber que esas fotos fueron el resultado de un viaje de registro que Paddock emprendió en abril de 1964 con sus alumnos de posgrado Vance Bourjaily, Paul Schmidt y Emily Rabin.

En ese viaje conocieron de primera mano las investigaciones sobre el origen de la agricultura que Richard McNeish estaba llevando a cabo en el valle de Tehuacán, y registraron varios sitios arqueológicos en la Mixteca Baja y en la región de la Cañada. Las fichas contienen la información de lugar, fecha y autor de las imágenes, así como datos importantes sobre aquello que aparece en ellas. De esa forma pude saber, por fin, dónde se encontraba ubicada aquella piedra ñuiñe que tanto me había intrigado, y no solo eso, sino que comprendí el contexto en que habían sido tomadas las fotografías e incluso me permitió ubicar otros documentos relacionados, pues localicé intercambios epistolares que se referían a ese viaje y a los distintos proyectos que estaba coordinando Paddock, entre ellos, la edición de su obra cumbre Ancient Oaxaca.

Las photo cards no solo permitieron resolver esos pequeños misterios, pues contienen información que será de interés y utilidad para los más diversos proyectos culturales, académicos y de investigación en los que los registros y documentos de Paddock puedan tener una función relevante. Cada uno tendrá que seguir las pistas y encontrar sus respuestas, por lo pronto, un conjunto clave de información resultó estar ahí mismo, a la mano: en los archivos. Solo había que perseverar en la búsqueda.